Sólo la austeridad, la penitencia, la restricción o la abstinencia pueden traer consigo la realización del verdadero Ser.

La austeridad es, en verdad, la belleza y la riqueza de las personas puras, de las almas puras, y del orden de la renuncia (desapego de las cosas de este mundo material, desinterés por los placeres materiales, rechazo de los objetos que despiertan el placer de los sentidos, y rechazo, como es natural, del materialismo. Este es el orden de vida del ermitaño siervo de Dios).

Según la filosofía de la ciencia de Dios, la austeridad es la única meta de la existencia para todos los seres humanos, porque sólo a través de la austeridad puede realizarse el verdadero yo. Sin embargo, el objetivo de la existencia es precisamente alcanzar la autorrealización, no la búsqueda desenfrenada del placer de los sentidos. El camino de la austeridad se estableció al principio mismo de la creación, y fue el Maestro Espiritual Supremo, Krishna, Dios, quien se lo enseñó a Brahma, el primer ser creado y gobernante de nuestra galaxia, que lo adoptó.

Sólo el camino de la austeridad nos permite aprovechar plenamente la vida humana, a diferencia del estilo de vida animal de una civilización sofisticada. Los animales no conocen nada más allá de los placeres de los sentidos. Su única preocupación es comer, beber, dormir, defenderse, aparearse y disfrutar tontamente de la vida.

El ser humano está hecho para observar la austeridad y volver a Dios, a su hogar original.

Estas tres verdades deben dictar nuestra conducta, en todo momento y en todo lugar.

1) Todo en el universo material y el mundo espiritual pertenece a Krishna, Dios, la Persona Suprema, el Soberano Eterno.

2) Su satisfacción es el criterio último de toda acción. Debemos hacer solo su voluntad, ofrecerle todos nuestros actos y todos los frutos de nuestros actos, y unir nuestros deseos e intereses con los suyos.

3) Es el mejor amigo de todos los seres.