Las cualidades correctas, la actitud correcta, el comportamiento idéal
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El Señor enseña que se puede satisfacer a Dios, Persona Suprema, practicando los principios espirituales relacionados con las divisiones sociales y que, a cambio, toda la sociedad se colmará de todos los bienes necesarios para la existencia y se allanarán todas las dificultades.

¿No es el Señor Supremo el sostén de todos los seres?

Si cada miembro de la sociedad se dedica a su propia ocupación mientras cultiva la conciencia de Dios, indudablemente habrá paz y felicidad universales. Liberado del cuidado de las necesidades vitales, el mundo entero se transformará entonces en un vasto espacio espiritual, en una morada espiritual, sin que tenga que ser transportado al reino de Dios. Toda la humanidad, si tan solo aplica las enseñanzas de Krishna, Dios, la Persona Suprema y cumple con los deberes relacionados con el desarrollo de la conciencia de Dios, conocerá la felicidad perfecta.

El Señor dice: «Todo hombre se dedica a diversos actos, conformes o no a las escrituras reveladas. Pero sabed que basta con utilizar el fruto de tales actos para adorarme en conciencia de Krishna, para ser inmediatamente bendecido con una felicidad que continuará en esta vida y en la siguiente, en este mundo como en el otro. No hay duda al respecto».

Como dice el Señor Krishna, los actos realizados en conciencia de Krishna, o conciencia de Dios, aseguran que todos sus deseos sean perfectamente satisfechos.

El Señor Krishna enseña: «Usar un lenguaje verdadero dirigido al bien de todos, pero evitando las palabras hirientes, así como recitar diligentemente las Sagradas Escrituras, tales son las austeridades del verbo.

Serenidad, sencillez, gravedad, autocontrol y pureza de pensamiento: éstas son las austeridades de la mente.

Practicadas con fe por hombres cuyo objetivo no es obtener para sí algún beneficio material, sino satisfacer al Supremo (Dios), la triple unión de estas austeridades procede de la Virtud.

En cuanto a las penitencias ostentosas, que buscan el respeto, el honor y la veneración de los hombres, se dice que pertenecen a la pasión. Sólo son inestables y efímeras.

Por último, se dice que las penitencias y austeridades realizadas por insensatez, y compuestas de obstinadas torturas (del cuerpo), o llevadas a cabo con el fin de herir o destruir, proceden de la ignorancia.

La caridad dictada por el deber, hecha sin esperar nada a cambio, en las condiciones adecuadas de tiempo y lugar, y a aquellos que son dignos de ella, se dice que esta caridad se realiza bajo el signo de la Virtud.

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