Actualmente, estamos a finales de la edad de hierro que se terminará dentro de 427.000 años con la llegada del Señor Supremo que vendrá como el Mesías a exterminar a todos los infieles demoníacos, proteger a todos los santos y restablecer la espiritualidad, mientras se produzca la devastación o el diluvio. La edad de oro vuelve a iniciar un nuevo ciclo.
Aquel a quien no le afectan las alegrías ni las penas, que en cualquier circunstancia permanece sereno y decidido es digno de la liberación espiritual.
Aquel que es realmente compasivo con la humanidad que sufre, venida a menos, debe esforzarse por elevar la consciencia de los seres humanos del nivel material al nivel espiritual. La obra más bella de caridad consiste en elevar a todas las almas espirituales encarnadas a la consciencia de Dios.
¿Por qué ese ciclo de la violencia?
El olvido de su verdadera identidad espiritual, la ignorancia de la verdad absoluta y la identificación con su cuerpo material, son el origen de las frustraciones del hombre. Este multiplica el placer de sus sentidos que engendran la cólera y la violencia.
La principal razón de la violencia tiene como origen la ignorancia de que los animales son también seres vivos que tienen un alma espiritual. Es así como los países «civilizados» construyen numerosos mataderos donde masacran animales. El asesinato ahí consiste en quitarle la vida a un animal inocente, pero también a disfrutar comiéndose su carne. Los seres humanos en toda la cadena, del matadero a la carnicería y el ama de casa que compra, cocina y todos los que consumen la carne del animal asesinado tendrán que rendirle cuentas a la justicia divina. En su próxima existencia, ellos mismos sufrirán lo que han hecho. Esa es la causa ignorada de la violencia y los conflictos que hacen estragos en todo el mundo. El hombre pierde su humanidad y su compasión.
Pitágoras dijo: «Mientras el ser humano masacre animales, los hombres se matarán los unos a los otros. El que siembra los granos de la muerte no puede recoger alegría ni amor».
¿Cuál es el verdadero sentido de la libre elección y del libre arbitrio que Dios nos concede?
Solo el amor puro, natural y espontáneo puede satisfacer a Dios, un amor inmaculado sin restos de cualquier deseo personal. Es la razón principal por la que Dios le concede a todo ser vivo la libertad de elegir. Ese libre arbitrio nos permite amar o no al Padre Eterno. La elección se ofrece a todos los seres vivos. Los seres que consagran su amor al Padre Eterno se encuentran en el mundo espiritual, mientras que los que ya no quieren amarlo son relegados al universo material.
Aquellos que no aman a Dios o que envidian su posición de beneficiario supremo no pueden quedarse en el mundo espiritual. Cuando esto llega, son inmediatamente