éste, todas las cosas materiales utilizadas en el servicio del Señor se espiritualizan inmediatamente. Esta es la clave del éxito espiritual.

No debemos tratar de dominar la naturaleza material, ni rechazar todas las cosas materiales. La mejor manera de aprovechar nuestra presencia en el universo material, contra viento y marea, es utilizar todo en conexión con el Ser Espiritual Supremo, Dios. Todo procede de Él, que, con su inconcebible poder, puede transformar lo espiritual en material y viceversa. Así, por Su voluntad suprema, cualquier cosa material calificada como tal por estar cubierta por el concepto material puede transformarse en energía espiritual. Esta conversión se produce utilizando lo que llamamos materia al servicio de lo espiritual. Este es el remedio que nos aliviará de todos los males materiales de los que somos presa, y el medio mismo por el que podemos elevarnos al nivel espiritual donde no hay sufrimiento, ni lamentaciones, ni miedo. Y cuando empleamos así todas las cosas al servicio del Señor, se nos da a entender que nada existe fuera de Él. En verdad, podemos entender así que todo es espiritual.

Cada acción realizada aquí en esta vida para cumplir la voluntad del Señor es parte de su sublime servicio amoroso, y de él fluye el inevitable conocimiento. Generalmente se cree que practicando la acción interesada según las directrices de las sagradas escrituras originales, «el verdadero evangelio», el hombre se vuelve perfectamente capaz de adquirir el conocimiento espiritual necesario para la realización del Absoluto. Desde este punto de vista, algunos incluso consideran el servicio de amor y devoción a Dios como otra forma de karma, o acción-reacción. Pero la verdad es que el amor y el servicio devocional están más allá del karma y el sacrificio, son totalmente independientes de ellos. Sin embargo, el karma y el sacrificio dependen del amor y del servicio devocional.

La verdad es que el Señor no desea que Sus hijos, los seres individuales distintos de Su Persona, sufran los sufrimientos de las tres fuentes que marcan la existencia material. Por el contrario, desea que todos vuelvan a vivir con Él, pero este regreso a Dios sólo puede tener lugar si uno se purifica de toda «infección» o contaminación material. Y para alcanzar esta purificación, que va directamente acompañada del conocimiento espiritual, uno debe actuar teniendo en mente la única satisfacción del Señor Supremo. El conocimiento que surge de tal karma proviene de las acciones realizadas por el bien del Señor. Por otra parte, ningún conocimiento divorciado de la satisfacción del Señor lo llevará a uno al reino de Dios. El ser santo que se dedica indivisiblemente al servicio del Señor, especialmente en la escucha y el canto de sus glorias absolutas, obtiene al mismo tiempo, por gracia divina, la iluminación espiritual.