transformación de un ser mortal en un ser inmortal, de un ser material en un ser espiritual, de un ser humano en un ser divino. El cuerpo espiritual nunca muere, mientras que el cuerpo material está sujeto a la destrucción. El cuerpo espiritual permanece incluso después de la destrucción del cuerpo material. Todos tenemos un cuerpo espiritual, que emerge o resucita para todos aquellos que caminan con Dios.
La resurrección de los muertos corresponde, en verdad, a la reaparición del cuerpo glorioso, incorruptible y espiritual que teníamos desde el principio, y que perdimos al entrar en este mundo material, pero sobre todo al encarnar en un cuerpo material. No hay resurrección de cuerpos materiales, eso es mentira. En cambio, aquellos que se vuelven a Dios, que eligen amarlo, abandonarse a Él, obedecerlo, hacer su voluntad divina y servirlo con amor y devoción sin falta, encontrarán al morir su envoltura carnal, su cuerpo espiritual que conservarán por la eternidad, y gracias al cual podrán entrar en el reino de Dios y vivir con Él.
Esta es la verdadera resurrección.
Cuando se producen catástrofes naturales en un planeta, debemos entender que allí acaba de nacer un ser demoníaco.
En esta época de luchas, discordias, hipocresía, indiferencia y pecado, el número de seres demoníacos y ateos está creciendo, y con ello el número de desastres naturales. Cuando se producen catástrofes naturales, como fuertes ciclones, exceso de calor o de nieve o de lluvias, huracanes que arrancan los árboles y las casas a su paso, terremotos que lo destruyen todo, sequías, inundaciones devastadoras, incendios y epidemias, es evidente que aumenta el número de seres demoníacos, que aumenta el ateísmo, y que precisamente por ellos se producen estos cataclismos. Ahora bien, son muchos los lugares de la superficie del globo en los que estas convulsiones se han convertido en algo habitual en la actualidad. De hecho, esto es así en todo el mundo. No hay suficiente sol, las nubes cubren constantemente el cielo, hay fuertes nevadas y hace mucho frío. Estos signos indican que tales lugares están habitados por seres demoníacos acostumbrados a todo tipo de actividades prohibidas y pecaminosas.
Cuando hay constantes perturbaciones en la superficie de la Tierra, es porque han surgido seres demoníacos o porque el número de seres impíos y ateos está aumentando. En la actualidad, sobre todo porque vivimos en la era de las luchas y la discordia, estos disturbios siguen siendo visibles, lo que sin duda indica que el número de seres demoníacos e impíos ha aumentado. Los seres demoníacos ateos con mentes materialistas a veces adquieren un gran poder y logran establecer su supremacía como jefes de estado en todo el mundo, creando discordia en todas partes. Entonces son temidos por su propio pueblo, así como por el resto del mundo, porque no tienen freno en sus ambiciones y en el daño que causan. Que se sepa que