Los familiares y los que han roto deliberadamente el voto de continencia no tendrán acceso al reino de la inmortalidad. Los virtuosos jefes de familia, los espiritualistas caídos, podrán ser elevados a los planetas superiores de la galaxia material, que es una cuarta parte de la manifestación total, pero, repitámoslo, no accederán al reino de la inmortalidad. El espiritista que rompe el voto de continencia puede redimirse tomando otra forma humana en el seno de la familia virtuosa de un sabio guía espiritual o de ricos mercaderes, y esperar así volver a ascender, pero es mejor alcanzar la más alta perfección, la inmortalidad, tan pronto como se obtenga la forma humana; de lo contrario, toda la misión encomendada al hombre será un completo fracaso. Para el espiritualista que aspira a elevarse en alguna medida por encima del sufrimiento material, es menos grave suicidarse que entregarse voluntariamente a la vida sexual, especialmente para quien ha abrazado la orden de la renuncia. Un hombre santo que se entrega a los placeres de la carne es la más vil degradación religiosa. Quien conoce tal desviación sólo puede salvarse si tiene la suerte de encontrarse con un ser puro.
Cuando el Señor Krishna abandona una galaxia una vez completada su misión divina, es para aparecer de inmediato en otra.
La aparición y desaparición del Señor Krishna es como la del sol. El Señor aparece y desaparece en innumerables galaxias, y cuando está presente en una galaxia concreta, ésta se baña en luz espiritual, mientras que otra, que acaba de dejar, se sumerge de nuevo en la oscuridad. Sin embargo, estos entretenimientos tienen lugar eternamente. En efecto, el Señor está siempre presente en una u otra de las innumerables galaxias, al igual que el sol recorre siempre uno de los dos hemisferios, a veces en el este, a veces en el oeste.
Al igual que el sol aparece por la mañana y se eleva gradualmente hasta el meridiano y luego se pone al mismo tiempo que sale en otro hemisferio, la desaparición de Krishna en una galaxia se corresponde con el comienzo de sus muchas diversiones en otra. Para ser más precisos, tan pronto como un entretenimiento termina en la tierra, comienza a manifestarse en otros lugares. Y así, sus eternos entretenimientos continúan sin cesar. Sabemos que el sol sale una vez cada veinticuatro horas; del mismo modo, los entretenimientos de Krishna se hacen visibles en una galaxia determinada una vez en cada día de Brahma; y este día, nos dice el Señor, dura cuatro mil trescientos veinte millones (4.320.000.000) de años solares. Pero dondequiera que esté el Señor, todos sus maravillosos entretenimientos tienen lugar a intervalos regulares.
Con la puesta de sol, las serpientes cobran fuerza, los ladrones se sienten más valientes y los espectros se activan, pero los lotos se marchitan y los pájaros cakravaki se lamentan. Del mismo modo, cuando el Señor Krishna desaparece, los ateos se sienten vigorizados pero los seres santos se lamentan.