La Ciencia Espiritual Pura
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No somos el cuerpo; somos seres espirituales presos en un cuerpo de materia. Nuestro verdadero interés es comprender esta verdad; entonces podremos avanzar en el campo espiritual. De lo contrario, si nos atenemos a nuestra concepción corporal de la vida, nuestra miserable existencia en este mundo continuará para siempre. Los acuerdos políticos, el bienestar social, la asistencia médica y otros programas que hemos establecido para la paz y la felicidad de la humanidad serán transitorios. Tendremos que sufrir los sufrimientos de la vida material uno tras otro. Por eso se dice que esta existencia es una verdadera reserva de condiciones miserables».

A veces las semillas sembradas se convierten en plantas, pero otras veces no. A veces la tierra no es fértil y la siembra resulta improductiva. Del mismo modo, un hombre, influenciado por el poder del Señor Supremo, puede engendrar un hijo, pero a veces la concepción no tiene lugar. Por lo tanto, no hay que lamentarse por un parentesco artificial que, en última instancia, está subordinado a la voluntad del Señor Supremo. Es en virtud de su voluntad que nacemos en tal o cual familia, en tal o cual medio, con una determinada personalidad. Todo esto está regulado por el Señor Supremo según los deseos sugeridos por maya, la ilusión. Por lo tanto, en la vida devocional, uno no debe desear nada, ya que todo depende de Dios, la Persona Suprema.

Está escrito: «Uno debe servir a Krishna, el Señor Supremo, con amor absoluto y de una manera que le sea agradable, sin ningún deseo de ganancia o beneficio material, ya sea a través de actividades interesadas o conjeturas filosóficas. Esto es lo que se llama servicio devocional en su estado puro».

Debemos actuar sólo con el propósito de desarrollar nuestra Conciencia de Krishna. Para todo lo demás, debemos confiar plenamente en la Persona Suprema. No debemos hacer planes que acaben provocando sentimientos de frustración.

Todos los seres, móviles e inmóviles, que viven en este mundo, incluidos tú y yo, están en una situación temporal. Esta situación no existía antes de que naciéramos, y después de nuestra muerte no volverá a existir. En consecuencia, nuestra situación actual es sólo temporal, aunque no irreal. El ser encarnado tiene una existencia muy real, pero su situación actual en la materia es falsa, sin realidad.

Sin embargo, su situación actual no es irreal, sino sólo temporal; puede compararse con un sueño. Un sueño no existe antes de que uno se duerma, ni continúa una vez que uno se despierta. El periodo del sueño sólo existe entre estos dos momentos; por tanto, es irreal en el sentido de que no es permanente. Del mismo modo, toda la creación material, incluidas las demás criaturas y nosotros mismos, es de naturaleza transitoria. No nos afecta un sueño hasta que tiene lugar o después de que haya pasado, por lo que no hay que aceptar un sueño o una situación parecida a un sueño como real y lamentarse en el momento en que se experimenta. Este es el verdadero conocimiento.

Dios, la Persona Suprema, es el Maestro y Dueño de todo lo que existe. Él crea a través de un padre que engendra un hijo, preserva a través de un gobierno que vela

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