mente, sus genitales -en resumen, todo su cuerpo- participan activamente en el servicio que ofrece al Señor. Así iluminado, el ser santo no tiene más actividades materiales; ni tiene el menor deseo de entregarse a tales actividades. Este camino por el que el ser separado purifica sus sentidos y los utiliza en el servicio del Señor no es otro que el servicio devocional. Al principio, las actividades de sus sentidos serán reguladas de esta manera por el maestro espiritual y las sagradas escrituras, y cuando haya alcanzado el nivel de realización espiritual, cuando estos mismos sentidos estén purificados, continuará actuando en este mismo camino. En otras palabras, al principio los sentidos se utilizan de forma mecánica en el servicio del Señor, pero después de la etapa de realización espiritual, se utilizan con pleno conocimiento.
El Señor Krishna enseña que desde el interior del ser, Él da a aquellos que se dedican continuamente a servirle con amor y devoción, la inteligencia que les permite progresar en el camino del servicio devocional. Así animado, el ser santo nunca puede olvidar la Persona Divina, ni siquiera por un momento. Siempre se siente en deuda con Él por haber alcanzado, por Su gracia, una mayor potencia en el servicio devocional. Debido a este conocimiento del Señor, seres santos como Sanaka, Sanatana y Brahma pudieron ver toda la galaxia por Su misericordia. Aunque un hombre parezca estar despierto todo el día, hasta que no desarrolle una visión espiritual en su interior, en realidad sólo está durmiendo. El hecho de que duerma por la noche y cumpla con sus obligaciones durante el día no cambia el hecho. Mientras no llegue a actuar en plena luz espiritual, se considera que está continuamente dormido. Por lo tanto, un santo nunca olvida todo lo que le debe al Señor. El Señor es llamado «el Amigo de los desdichados». Después de pasar innumerables vidas en arduas austeridades para obtener conocimiento, el hombre alcanza el verdadero conocimiento y la verdadera sabiduría cuando se rinde a Dios, la Persona Suprema. Así, el ser santo que ha alcanzado el conocimiento perfecto no puede olvidar en ningún momento lo que le debe al Señor.
Despertemos y resistamos a «Maya», la energía ilusoria del Señor, que es similar a Satanás.
Bajo la influencia de la energía material, los seres encarnados condicionados por la materia se enredan en mil dificultades con el único propósito de saborear una mísera felicidad material. Se entregan a una acción interesada sin conocer las implicaciones, los efectos y las consecuencias que se derivarán. Impulsados por la falsa sensación de ser el cuerpo en el que residen, los seres condicionados se rodean tontamente de innumerables apegos, todos ellos ilusorios. Así, creen que pueden vivir perpetuamente en este entorno material. Este burdo concepto erróneo tiene tal dominio sobre ellos que sufren continuamente, vida tras vida, atrapados por la energía externa del Señor, en su aspecto de energía ilusoria, que busca así obligar a los seres a volverse hacia el Señor Supremo, para que finalmente le obedezcan y hagan su voluntad divina.