el conocimiento de la verdad a través de la especulación sólo está perdiendo su precioso tiempo. El fruto de ese esfuerzo es sólo el esfuerzo mismo; no hay ninguna otra ganancia. Los esfuerzos especulativos siempre terminan en agotamiento. A veces se explica, a modo de ejemplo, que no tiene sentido trillar el arroz porque ya se ha extraído el grano. Del mismo modo, la mera práctica de la especulación no es suficiente para liberarnos de la esclavitud material, pues la causa de la misma permanece. Primero hay que neutralizar la causa; sólo entonces se aniquilará el efecto.
El Señor nos da la solución: «La liberación puede alcanzarse si uno realiza seriamente el servicio devocional y escucha durante mucho tiempo las palabras relativas a Mi Persona o que emanan de Mí. Aquel que cumpla con sus deberes prescritos de esta manera no sufrirá ninguna reacción por ninguno de sus actos, y se verá libre de la contaminación material».
Escuchar las glorias del Señor Soberano limpia el corazón de toda la contaminación causada por la influencia de los tres atributos de la naturaleza material. La escucha regular y continua (de las palabras y enseñanzas de Dios) reduce los efectos de la contaminación de la concupiscencia y la avaricia, es decir, el deseo de dominar la naturaleza material, y cuando estas contaminaciones se reducen, uno se establece en la virtud. Este es el nivel de realización espiritual. Así uno puede establecerse en el nivel absoluto, que es lo mismo que liberarse de las cadenas de la materia. Para liberarse de la esclavitud material, basta con entregarse a Dios y tomar la firme resolución de servirle con amor y devoción por toda la eternidad. La clave de la liberación es el amor a Krishna, Dios, la Persona Suprema.
En el Bhagavad-gita (Palabras de Krishna, Cristo, Dios, la Persona Suprema), el Señor enseña que quien conozca la absolutez de Su advenimiento y sus actos volverá a Él en Su reino cuando llegue el momento de dejar el cuerpo material. Así, el mero hecho de comprender verdaderamente el misterio de las apariciones del Señor en este mundo es suficiente para liberarnos de las ataduras materiales. Su advenimiento y sus actos, que manifiesta en beneficio de todos, no pueden ser, pues, ordinarios. Su carácter es misterioso y sólo se revela a quienes se toman el tiempo de examinar el tema en profundidad con devoción espiritual. Este es el camino para liberarse de la esclavitud de la materia. Cubierta por la oscuridad (la ignorancia de todos los hechos sobre Dios y la verdad absoluta), el alma condicionada olvida su relación con el Señor Supremo y se ve abrumada por el apego, el odio, el orgullo, la ignorancia y la concepción errónea de la identidad, las cinco formas de engaño que conducen a la esclavitud material.
La forma humana permite al alma encarnada en la tierra escapar de la esclavitud material.
Este nacimiento como ser humano es el mejor de todos. Incluso un nacimiento entre seres celestiales en los planetas celestiales no es tan glorioso como un nacimiento