determinado objetivo, que es el resultado de sus concepciones personales. El hombre trata así de disfrutar de los cinco objetos sensoriales, formas, sonidos, sabores, olores y cuerpos táctiles, ignorando el verdadero propósito de la existencia que es actuar para la satisfacción del Señor Supremo. Por haber desobedecido a Dios, se ve sumido en las condiciones materiales de la existencia, tras lo cual intenta mejorar su situación, pero siempre según sus propias concepciones arbitrarias, sin ningún deseo de obedecer las instrucciones del Señor Soberano. Sin embargo, Él es tan benévolo que viene personalmente a este mundo para instruir a las almas descarriadas sobre cómo actuar de acuerdo con Su voluntad y así regresar gradualmente al mundo espiritual, su morada original, donde disfrutarán de la vida eterna, llena de conocimiento, paz y dicha.
El ser condicionado tiene un cuerpo, que es una mezcla muy compleja de elementos materiales, y en este cuerpo lucha solo. A pesar de sus esfuerzos por crear lazos sociales, amistades y amores en este mundo, nadie puede ayudarle excepto Krishna, el Señor Supremo. Por lo tanto, su única preocupación debe ser actuar para la satisfacción de Krishna. Este es el deseo del Señor. Los hombres engañados por las condiciones materiales a las que están sometidos tratan de unirse, pero todos sus intentos de unir a los hombres y a las naciones resultan inútiles. Para llevar su vida, cada uno debe luchar solo contra los elementos de la naturaleza. Como recomienda Krishna, nuestra única esperanza reside en la entrega a Su Persona, pues Él puede ayudarnos a salir del océano de la ignorancia. Debemos recordar que cada individuo es responsable de su propia vida, y que sólo aquellos que se convierten en devotos puros de Krishna se liberan entonces del océano de la ignorancia.
El cuerpo etéreo que contiene el alma está cubierto por dieciséis elementos, los cinco órganos de percepción, los cinco órganos de acción, los cinco objetos de los sentidos y la mente. Este cuerpo etéreo es un producto de los tres atributos de la naturaleza material; se compone de deseos tan poderosos e irresistibles que hace que el ser espiritual transmigre, se reencarne de un cuerpo a otro entre hombres, animales, plantas y seres celestiales. Cuando obtiene un cuerpo celestial, es ciertamente muy feliz, pero cuando asume la forma humana, nunca deja de lamentarse; y cuando nace con un cuerpo animal, vive constantemente con miedo. Sin embargo, cualquiera que sea su situación, es de hecho miserable, pues tiene que continuar su existencia material, transmigrando de un cuerpo a otro. El ser encarnado, el decimoséptimo elemento, tiene que luchar solo, vida tras vida, y su lucha se basa en la condición material.
La naturaleza material tiene una fuerza irresistible. Acosa al ser encarnado en varios cuerpos, pero si se entrega a Dios, la Persona Suprema, se libera de este yugo. Así, su vida se convierte en un éxito. Los actos interesados realizados por el ser separado, ya sea virtuoso o impío, son la causa invisible de cómo se satisfarán sus deseos. Esta causa invisible es el origen de los diferentes cuerpos que se pone el alma condicionada. Debido a su intenso deseo, nace en una familia determinada y recibe