La Ciencia Espiritual Pura
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Todo el mundo es libre de desear lo que quiera, pero es el Señor Supremo quien satisface todos los deseos. En otras palabras, cada ser tiene la independencia de pensar o desear lo que quiera, como quiera, pero la satisfacción de sus deseos depende de la Suprema Voluntad de Dios. El proverbio «El hombre propone y Dios dispone» ilustra perfectamente esta ley. En verdad, sólo un ser puro puede saber, por la misericordia de Dios, que la compañía personal del Señor es la más alta perfección de la existencia, y sólo Krishna, Dios, puede satisfacer nuestro deseo. La compañía del Señor es realmente preciosa.

El Señor dice: «Todos siguen mi camino, de una manera u otra, y según se entreguen a mí, en proporción los recompenso».

«Estoy en el corazón de cada ser, y de Mí provienen el recuerdo, el conocimiento y el olvido».

Nadie puede actuar independientemente de la voluntad del Señor Supremo. No ocurre nada que no haya sido acordado por el Señor. La voluntad del Señor se cumple en todas las circunstancias. Dios, la Persona Suprema, se identifica con la Voluntad Soberana y como tal gobierna todas las cosas. En consecuencia, se dice que ni una sola brizna de hierba se mueve sin la intervención de la Voluntad Suprema. Por lo general, quienes realizan actos de piedad acceden a sistemas planetarios superiores. Los devotos del Señor llegan a los Vaikunthalokas, los planetas espirituales. Es la Voluntad Suprema la que hace el juicio final; nadie puede discutir este hecho. Sabiendo esto, un devoto puro del Señor se somete a Su voluntad suprema en todas las circunstancias, reconociéndola como absolutamente beneficiosa. De hecho, cuando un ser santo se encuentra en una situación difícil, lo ve como una bendición del Señor Supremo y asume la responsabilidad de sus faltas pasadas. En tal situación, intensifica su servicio devocional al Señor y no se confunde. Quien vive en este estado mental, absorto en el servicio devocional, es el candidato más adecuado para regresar al mundo espiritual. En otras palabras, ese ser santo adquiere el derecho legítimo y la seguridad de volver al reino de Dios, sean cuales sean las circunstancias.

Krishna, Dios, la Persona Suprema lo gobierna todo.

Los elementos físicos, la naturaleza, la causa original, la cultura, el destino y el factor tiempo son causas materiales. Bajo la influencia de estos diversos factores, las once funciones de la mente se multiplican en cientos, luego en miles, luego en millones. Sin embargo, todas estas transformaciones no se producen por sí solas, sino por un proceso de combinación. Se producen bajo la dirección de Dios, la Persona Suprema. No hay que suponer que todas las interacciones entre los elementos físicos, densos y etéreos, que dan lugar a las transformaciones de la mente y la conciencia, se produzcan de forma independiente; todas ellas dependen del Señor Soberano. Dios reside en el corazón de cada ser en forma de Alma Suprema, también llamada Espíritu Santo. El Alma Suprema lo dirige todo. El ser individual distinto de Dios, que es cada uno de nosotros, es también un alma espiritual encarnada, pero el Ser

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