Cuando llega el momento de manifestar la creación material, los seres vivos son colocados allí directamente por el Señor; nunca surgen de la naturaleza material. Por eso, ningún descubrimiento científico producirá jamás un ser vivo. Y este es todo el misterio de la creación material. El ser separado, el alma, es ajeno a la materia, por lo que no puede experimentar la felicidad a menos que viva en el plano espiritual, como el Señor.

Los seres descarriados, habiendo olvidado su condición original, pierden vanamente su tiempo buscando la felicidad en el universo material. Sin embargo, todo el sistema védico está diseñado para recordarnos a todos este aspecto esencial de la existencia. El Señor ofrece al alma condicionada un cuerpo material que debería asegurarle una supuesta felicidad, pero si esta no recupera el sentido ni alcanza la consciencia espiritual, el Señor la devuelve al estado no manifestado en el que se encontraba al principio de la creación.

Según sus diferentes características corporales, los humanos se distribuyen en los distintos sistemas planetarios.

Creación material. La acción del tiempo: ¿cómo surge la acción?

Entonces, bajo la acción del tiempo eterno, se manifestó la totalidad última de la materia, llamada mahat-tattva. Entonces, el Señor Supremo, personificación de la virtud pura y absoluta, introdujo en ella las semillas de la manifestación universal, emanadas de su propio cuerpo.

A su debido tiempo, la energía material fecundada se manifestó primero en la forma agregada de componentes materiales. Todo se desarrolla a su propio ritmo, y por eso se usan aquí las palabras kala-coditat, «bajo la acción del tiempo». El mahat-tattva es la conciencia universal, ya que se representa en cada ser en la forma fragmentaria del intelecto. Está en contacto directo con la conciencia suprema del Ser Soberano, pero aun así parece material. Es de este mahat-tattva, la sombra de la conciencia pura, que germinará toda la creación. Es, de hecho, virtud pura con un ligero toque de pasión material; así nace la acción.

Entonces, el mahat-tattva, del cual se manifestarán todos los seres, se diferencia en diversas formas. Está influenciado principalmente por la ignorancia y produce el ego falso. Es una emanación plenaria del Señor Supremo, con plena conciencia de los principios de la creación y del tiempo asignado para su realización. El mahat-tattva actúa como intermediario entre el elemento espiritual puro y la existencia material. Se sitúa en la frontera entre lo material y lo espiritual, la fuente del ego falso del ser condicionado. Todos los seres son almas separadas que emanan del Señor Supremo, pero bajo la presión del ego falso, las almas condicionadas, aunque son parte integral del Ser Supremo, afirman ser las dueñas y beneficiarias de la naturaleza material. Este ego falso es la fuerza que ata al ser separado a la existencia material.