Sin educación espiritual, las personas se mantienen ignorantes de los hechos relativos a Dios tal como es realmente, su verdadera identidad espiritual, el verdadero conocimiento espiritual eterno y la verdad existencial y absoluta, y desconocen qué será de ellas tras la muerte de su cuerpo. Trabajan a ciegas, bajo la dirección de líderes ciegos.
El hombre, privado de razón, ignora que permanece completamente esclavizado por la naturaleza material, y que esta le impondrá tras la muerte un tipo de cuerpo que deberá aceptar, le guste o no. No sabe que, aunque sea alguien muy importante en su cuerpo material actual, corre el riesgo de renacer en el cuerpo de un animal o incluso de un árbol por haber actuado ignorando a Dios, bajo la influencia de la ignorancia, uno de los tres atributos y modos de influencia de la naturaleza material.
La educación espiritual cultiva y desarrolla la conciencia de Dios y otorga a la humanidad la verdadera luz trascendental de la existencia espiritual. Enseña que cada uno de nosotros es verdaderamente un alma espiritual eterna y no el cuerpo material con el que nos identificamos erróneamente, y nos enseña a entregarnos a Krishna, la Suprema Personalidad de Dios, a renovar el vínculo de amor que nos une a Él, a vincular nuestros deseos, intereses y planes a los Suyos, a amarlo, a obedecerlo, a cumplir su divina voluntad con gran alegría y a servirlo con amor y devoción.
Tal es la perfección de la existencia.


