La ciencia de Dios, o ciencia de la salvación
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El Supremo Señor Krishna dice a este efecto:

«Si te estoy enseñando hoy esta antiquísima ciencia, el arte de conocerme, es porque eres Mi amigo y devoto, y así puedes penetrar en su sublime misterio.

Así, en Mí, Krishna, en Mi forma personal, absorbe siempre tus pensamientos sin falta. Dedicándome tus actos, volviendo tu mente y tu inteligencia hacia Mí, llegarás indudablemente a Mí.

Conviértete en Mi devoto puro, entrégate sólo a Mí. Te prometo una existencia espiritual perfecta, que te ganará el derecho eterno de servirme con un amor espiritual y absoluto.

Libres de todo apego, libres del miedo y la ira, completamente absortos en Mí y buscando refugio en Mí, muchos se purificaron aprendiendo sobre Mí, y todos alcanzaron así el amor puro por Mí.

Quiero que sepas que nunca, en ningún lugar, en ninguna circunstancia, podemos estar separados, porque Yo estoy presente en todas partes.

A aquellos que siempre Me sirven y Me adoran con amor y devoción, les doy la inteligencia con la que pueden venir a Mí.

Todo hombre se dedica a diversos actos, conformes o no a las escrituras reveladas. Pero sabed que si uno utiliza el fruto de tales actos para adorarme en conciencia de Krishna, será inmediatamente bendecido con una felicidad que continuará en esta vida y en la siguiente, tanto en este mundo como en el otro. No hay duda al respecto.

Entrégate totalmente a Mí. Por Mi gracia, conocerás la paz absoluta, y alcanzarás Mi morada eterna y suprema.

Abandónate a Mí, y Yo te protegeré de todos los peligros.

Prometo, y Me lo debo a Mí mismo, proteger siempre a quien se entrega enteramente a Mí. Quienquiera que se entregue a Mí, nunca más experimentará los problemas asociados con el nacimiento y la muerte.

Doy fe y refugio a todo aquel que se rinde a Mí y hace voto de servirme para siempre, pues tal es Mi naturaleza.

Cuando un mortal se rinde a Mí y Me ofrece todo su trabajo fructífero en su deseo de servirme con amor y devoción, entonces alcanza la libertad del nacimiento y la muerte, y califica para alcanzar la inmortalidad, la participación de Mi naturaleza y la opulencia que viene Conmigo.

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