Dios recomienda comer solo alimentos ofrecidos en sacrificio.
Los devotos del Señor son liberados de toda culpa, porque solo comen alimentos ofrecidos en sacrificio (productos lácteos, cereales, legumbres, y sobre todo no carne, pescado y huevo). Pero aquellos que preparan comida para su propio placer solo se alimentan del pecado. El cuerpo de todo ser subsiste gracias a los alimentos cuyas lluvias permiten el crecimiento. Y las lluvias brotan del sacrificio, el sacrificio que el hombre hace cumpliendo los deberes que le son prescritos.
¿Cuándo lo entenderán los hombres?
¿Cuándo comprenderán los hombres, y especialmente los dirigentes, que nadie puede modificar los designios de Dios, ni los proyectos que Él traza para los diferentes pueblos?
¿Cuándo comprenderán los hombres que para Dios toda la tierra es una sola nación inmensa, sin fronteras internas, y donde todos los seres humanos sin excepción, unidos, forman un solo pueblo?
¿Cuándo comprenderán los hombres que el flujo migratorio es querido por Dios, y que muchas naciones han nacido así?
¿Cuándo comprenderán los hombres que el odio, la lujuria, la codicia y la ira son venenos que abren la puerta al infierno?
¿Cuándo comprenderán los hombres que exaltar a una persona que causa actos criminales, como el aborto y la eutanasia, por ejemplo, elevarla al Partenón o sobre un pedestal inmerecido, es conducir a todo un pueblo al caos, al sufrimiento continuo y a la perdición, manteniéndolo en la ignorancia de la verdad existencial?
¿Cuándo comprenderán los hombres que todos los que se permiten modificar la palabra de Dios y el sentido preciso que transmite sufrirán seguramente la severa sanción de la justicia divina?
¿Cuándo comprenderán los hombres que toda la tierra pertenece a Dios solo, y que no tienen derecho a apropiarse de ella por la fuerza, expropiando las familias que Dios había puesto allí?
¿Cuándo entenderán los hombres que si dejan de abortar, de tener relaciones sexuales ilícitas (fuera del matrimonio), de comer carne, pescado y huevos, de consumir drogas y productos estimulantes (alcohol, cigarrillos, café, té), de apostar, de extraer de la tierra y comercializar productos derivados de la energía fósil (petróleo, gas, carbón), ya no vivirán en el pecado, sino en la calma, la serenidad, la prosperidad, la armonía y la paz?
¿Cuándo comprenderán los hombres que para vivir felices por siempre basta amar a Dios, abandonarse totalmente a Él y servirle con amor y devoción indivisos, llenos de pureza?