Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios
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Los preceptos Vedicos (los Vedas, las sagradas escrituras originales, tambien llamadas «El Verdadero Evangelio») estan precisamente destinados a permitir a las almas condicionadas experimentar los placeres de este mundo material de acuerdo a ciertos principios regulativos, dandoles asi la oportunidad de experimentar las condiciones superiores de la vida, y finalmente, una vez que su conciencia haya sido purificada, recuperar su posicion original y regresar a su morada original, el reino de Dios.

La fuerza vital está dotada de inteligencia, y esta inteligencia prevalece sobre la mente y los sentidos. Purificada ésta mediante el uso adecuado de la inteligencia, el alma condicionada se libera. De lo contrario, cuando la inteligencia no se utiliza para el control de los sentidos y la mente, el alma condicionada continúa reencarnándose de una forma particular de cuerpo a otra, persiguiendo implacablemente la gratificación de los sentidos.

Entendamos que el Señor creó la mente, los sentidos y la inteligencia del ser vivo, el ser espiritual Dios-distinto que cada uno de nosotros es, pero que éste no fue creado, pues existe eternamente como un diminuto fragmento eterno del Señor Supremo. Sin embargo, a veces sucede que algunos de estos fragmentos eternos del Señor Soberano, estas almas separadas, se condicionan y quedan cubiertas por la nube formada por la concepción material de la existencia, también llamada concepción corporal de la existencia, cuya causa es la oscuridad de la ignorancia de los datos relativos a Dios y a la verdad existencial.

Verdaderamente, por Su presencia divina en los diversos cuerpos de la materia densa, los cuerpos de los seres celestiales, los cuerpos de los seres humanos, los cuerpos de los animales terrestres y acuáticos y los cuerpos de todas las plantas, Krishna, Dios, la Persona Suprema, la Verdad Absoluta, activa la mente y los sentidos.

Al entrar y morar en el cuerpo de cada ser vivo como el Alma Suprema, el Señor anima el cuerpo, los sentidos, los aires de la vida y las diversas actividades mentales, de modo que todos los órganos etéricos y materiales del cuerpo comienzan sus funciones.

El Alma Suprema entra en los cuerpos materiales de los seres creados, los seres celestiales, los seres humanos, los animales y las plantas, activa la mente y los sentidos, y así hace que las almas encarnadas de condición material se acerquen a los tres modos de influencia de la naturaleza material: la virtud, la pasión y la ignorancia, para la gratificación de los sentidos.

El ser espiritual individual encarnado, distinto de Dios, dueño del cuerpo material en el que reside, utiliza entonces sus sentidos materiales, que han sido activados por el Señor, para intentar disfrutar de los objetos sensoriales compuestos por los tres modos de influencia de la naturaleza.

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