Hay tres niveles de servicio devocional: el del aprendizaje inicial, el de la realización y el del amor puro a Dios, la etapa final.

En la etapa del amor a Dios, hay varias manifestaciones trascendentales, como el afecto, la emoción, el éxtasis y el apego de extrema intensidad.

El amor trascendental por Krishna, Dios, la Persona Suprema, se desarrolla por etapas de manera progresiva. Sólo cuando uno se establece realmente en el nivel absoluto se vuelve firme en el amor de Dios. Hasta entonces, siempre existe el peligro de recaer en la materia. Más allá de eso, se desarrollan otras manifestaciones, tales como: la dicha o el estado extático permanente, el éxtasis o los síntomas del amor extático por Krishna, los síntomas de la emoción pura hacia Krishna, y las expresiones de amor profundo por Krishna, Dios, la Persona Suprema.

Cuando estos cuatro ingredientes se añaden a la constancia que caracteriza a la existencia puramente espiritual, se produce lo que se llama un intercambio de sabor trascendental.

Así, el intercambio recíproco de amor entre los seres queridos es generalmente llamado el sabor trascendental del intercambio de sentimientos amorosos entre el devoto y Krishna, el Ser Supremo, Dios.

Sin embargo, no olvidemos que el logro de tales intercambios requiere que uno se establezca primero en la constancia, en la etapa del sabor trascendental. El fundamento mismo del sabor trascendental es, en efecto, el intercambio de sentimientos amorosos, sirviendo las demás manifestaciones como auxiliares para el desarrollo del amor trascendental.

Hay cinco variedades de sabores espirituales.

La fase inicial es la del alma liberada de la contaminación material que aprecia la grandeza de Dios, pero no se compromete realmente con Su servicio amoroso. Se trata de una fase de neutralidad y apreciación.

En la segunda fase, uno aprecia su posición de eterna subordinación al Señor Supremo, dándose cuenta de que uno depende eternamente de Su misericordia inconquistable.

En la tercera fase del amor trascendental, uno intercambia sentimientos, afecto, amor y respeto con Krishna, el Ser Supremo, sobre una base de igualdad. A medida que se avanza en este nivel, se intercambian risas y bromas en un ambiente relajado. Son intercambios fraternales con la Persona Divina, libres de toda atadura. Uno casi olvida su posición inferior como alma separada, pero sigue sintiendo el más alto respeto por Krishna, Dios, la Persona Suprema.