La ciencia de Dios enseña.

Los hombres que pertenecen a la raza de los ladrones y salteadores reciben una parte del bosque como lugar de residencia. Al igual que a los animales se les asignan territorios en los bosques y las montañas, los hombres que son animales también están destinados a vivir en esos lugares.

Los materialistas que permanecen apegados a sus posiciones privilegiadas hasta la muerte y nunca desean abandonar los encantos del hogar, ni siquiera en sueños, siguen siendo prisioneros de tales quimeras. No pueden evitar hacer mil planes para hacer su vida más cómoda, pero de repente llega la muerte, cruel y despiadada. Les guste o no, se verán obligados a abandonar su cuerpo y a adoptar uno nuevo, que se verán obligados a aceptar. Según sus acciones en la vida presente, se verán obligados a tomar un cuerpo de entre las 8.400.000 especies vivas. Por lo general, los que están demasiado apegados a los dulces del hogar se ven obligados a renacer entre las especies más bajas debido a los actos pecaminosos que acompañaron a una larga vida dedicada por completo al pecado. Así desperdician toda la energía que la forma humana les había proporcionado.

Hay muchos supuestos creyentes que creen que son conscientes de Krishna, de Dios, la Persona Suprema, y que se imaginan que le sirven, cuando no lo aceptan de corazón como la Verdad Absoluta.

Tales personas nunca probarán el fruto del servicio devocional, que es el retorno a Dios. En cuanto a los que se dedican a los actos de virtud, pero de manera interesada, y que esperan liberarse un día de las cadenas de la materia, tampoco tendrán éxito, porque denigran a Dios, la Persona Suprema, el Señor Krishna. De hecho, sólo un ateo o un endemoniado puede burlarse de Krishna, y tales bribones nunca se rinden ante Él. Las especulaciones intelectuales que desarrollan para alcanzar la Verdad Absoluta les llevan a la falsa conclusión de que nada distingue a Krishna del hombre común. Así engañados, se imaginan que tan pronto como se liberen de la energía material con la que ahora están cubiertos, en la forma del cuerpo material, nada los distinguirá de Dios. Por supuesto, es una pura ilusión creer que uno puede así convertirse en Uno con Krishna.

En verdad, la búsqueda de tales malhechores por el conocimiento espiritual siempre resulta inútil y vana, y su estudio de las sagradas escrituras resulta en un fracaso. Confundir a Krishna, Dios, la Persona Suprema, con un hombre ordinario es una grave ofensa, y quien comete tal error debe estar bajo la influencia de la ilusión, pues no conoce la forma eterna del Señor. Está claramente establecido que cualquiera que confunda el cuerpo de Krishna como material, mientras que Él es puramente espiritual y absoluto, debe ser expulsado de todos los rituales, de todos los actos de escucha de los textos sagrados revelados, y cualquiera que accidentalmente vea el rostro de tal infractor debe bañarse inmediatamente en el río sagrado, el Ganges, para purificarse de esta impureza.

Burlarse de Krishna es mostrar celos de Dios, la Persona Suprema, y la consecuencia de tal acto es el renacimiento interminable entre las especies demoníacas y ateas. El conocimiento puro inherente a todo ser permanece perpetuamente velado por la ilusión para tales malhechores, que sólo pueden retroceder gradualmente a los más oscuros recovecos de la creación.