Definición de alguien que está muerto, pero que aún respira.
Cualquier persona que no sea conducida por sus acciones a volverse hacia la religión, que no sea conducida por sus prácticas religiosas ritualistas a elegir la renuncia a la naturaleza material, o cuya renuncia no conduzca al servicio devocional ofrecido al Señor Supremo, y que se involucre en la pasión de los placeres de los sentidos de manera desenfrenada, debe ser considerada muerta, aunque esté respirando.
Si el hombre no ha alcanzado el nivel espiritual, todo lo que hace equivale a las actividades de un muerto o un fantasma.
Por eso, considerando la actitud de algunos guías espirituales inicuos e ignorantes, Jesús había dicho de ellos:
«Ay de ti. Sois como esas tumbas que pasan desapercibidas para los ojos y sobre las que la gente pasa inadvertida».
Si el hijo, una vez crecido, descuida a sus padres y no los satisface con sus obras o con la donación de sus bienes, estemos seguros de que será castigado después de la muerte por Yamaraja [el señor de la muerte y juez de los culpables].
Si alguien es capaz de cuidar de sus padres ancianos y se desentiende voluntariamente de hacerlo y de darles su plena protección, y también se desentiende de cuidar de sus hijos, de su maestro espiritual, de sus guías espirituales y de otros seres que dependen de él, se considera que ya está muerto, aunque todavía respire.