Logos 428
No debemos blasfemar de Dios ni de sus devotos, que son sus verdaderos servidores íntimos.
Ya sea por hostilidad o por devoción, por temor, por afecto o por concupiscencia, ya sea que esté animada por uno o por todos estos sentimientos, si un alma espiritual condicionada por la materia concentra sus pensamientos en el Señor de cualquier manera, el resultado será el mismo, pues el Señor está bañado en la bienaventuranza eterna y, por lo tanto, nunca está influenciado ni por la hostilidad ni por la amistad. Siempre debemos servir a Krishna, Dios, la Persona Suprema, de una manera que le resulte agradable. Este es el mandato que debemos cumplir absolutamente.
En verdad, quien escuche blasfemias contra el Señor Soberano o cualquiera de Sus devotos debe reaccionar de inmediato o marcharse, de lo contrario se verá sumido en una condición de vida infernal para siempre. Debemos estar siempre bien dispuestos hacia Dios, y hacia su digno devoto.
Los que no quieren blasfemar nunca deben seguir las siguientes reglas: Es imperativo renunciar a cualquier actividad que sea contraria a la práctica del servicio devocional dedicado a Dios, y aceptar sólo aquellas condiciones que sean conducentes a dicho servicio. En general, cualquiera que blasfeme del Señor Supremo es castigado.
Uno no debe buscar adorar a Krishna, el Señor Soberano, de manera hostil, de lo contrario seremos castigados al menos por una vida, para ser purificados.
Al igual que no debemos provocar nuestra propia muerte abrazando a un enemigo, un tigre o una serpiente, no debemos blasfemar de Dios, la Persona Suprema, y convertirnos así en enemigos del Señor, o de lo contrario nos enfrentaremos al infierno.
Que se entienda que no debemos blasfemar de ninguna manera a Krishna, Dios, la Persona Suprema, ni de pensamiento, ni de palabra, ni de obra, porque los que lo hagan irán al infierno, al igual que sus antepasados.