Logos 426
Sólo el alma espiritual ilumina todo el cuerpo material con la conciencia. La conciencia es la prueba concreta de la presencia del alma espiritual en el cuerpo.
La conciencia es una manifestación del alma espiritual, el principio mayor, la esencia del alma espiritual, la energía del alma, es el alma misma.
El alma está presente en el corazón del ser vivo, del ser celeste, del ser humano, del animal y del vegetal, es la fuente de todas las energías que sostienen el cuerpo. La energía del alma se extiende por el cuerpo material; se llama conciencia.
La conciencia es la percepción que tenemos de nosotros mismos, es lo que nos permite decir «yo soy».
La conciencia es la manifestación y la energía principal del alma. Es la conciencia particular de un alma individual la que dirige sus acciones.
El cerebro es, en verdad, sólo un instrumento que no tiene relación con la verdadera inteligencia, que se encuentra en el alma. La inteligencia real es también otro principio mayor del alma, pues está en el alma y en ninguna otra parte.
La inteligencia real, la mente y la conciencia en su forma pura son inherentes al alma espiritual como algo distinto de Dios. Esto permite afirmar con certeza que el cerebro del cuerpo material no es el centro de la inteligencia, y que es la conciencia del alma la que determina la inteligencia de sus acciones.
Sea cual sea el cerebro que tengamos, nuestra vida tendrá éxito si simplemente apartamos nuestra conciencia de la materia y la dirigimos hacia Krishna, Dios, la Persona Suprema.
Quien adopta el camino de la conciencia de Krishna, la conciencia de Dios, alcanza la más alta perfección de la existencia, sin importar lo bajo que haya caído. En otras palabras, todos los que están en conciencia de Krishna volverán a Dios cuando dejen su cuerpo de materia gruesa.
La conciencia es individual. Dado que la conciencia sigue siendo única para el individuo, permanece inalterable a pesar de la transformación del cuerpo o del cambio de la envoltura material. Así, la constitución física no tiene relación con el desarrollo de la conciencia, que sigue todos los movimientos del alma a través de sus transmigraciones [reencarnaciones].
El alma es la sede de la inteligencia, y Dios es la Fuente Suprema de la inteligencia.