Logos 423
Para liberarnos del miedo a la muerte, debemos escuchar, glorificar y recordar a Krishna, Dios, la Persona Suprema.
El Señor es el Alma Suprema, también llamada Espíritu Santo, dentro de cada ser, así como el Maestro Supremo dentro del corazón de cada ser vivo. Así, tanto si uno está unido a Dios de una manera como de otra, el Señor se encargará de protegerlo de todos los peligros.
Quien se convierte en un devoto del Señor nunca perecerá, a diferencia de cualquier otra persona, ya que perecer significa permanecer encadenado al ciclo de repetidas
muertes y renacimientos, perdiéndose así la gracia incomparable de haber alcanzado la forma humana. Ignorando el destino que le reservan las leyes de la naturaleza material, el ser que no utiliza su forma humana para desarrollar su conciencia de Dios y alcanzar así la realización espiritual, se encontrará sumido en el vórtice de sucesivas muertes y renacimientos. Así, tendrá que tomar un cuerpo material en una u otra de las 8.400.000 especies de seres vivos, cada vez más lejos de su condición espiritual.
En la diversidad de especies vivas, el ser encarnado no sabe en qué forma, animal o vegetal, deberá renacer. Por eso es absolutamente necesario revivir nuestra conciencia original, la conciencia de Krishna, también llamada conciencia de Dios.
Debemos recordar las glorias y otros agasajos de Dios, cantar el himno de sus santos nombres, y de alguna manera podemos aplicarnos a dirigir nuestros pensamientos hacia el Señor y así lograr ponerlo en nuestra mente con la mayor seriedad. Así es como uno se libera de todo temor a la muerte.
El ser encarnado no es consciente de su destino después de la muerte, debido al dominio total de las leyes de la naturaleza material sobre él. Pero Krishna, Dios, la Persona Suprema, es el único Maestro de las leyes naturales, de modo que al refugiarse seriamente en Él, desaparecerá todo temor a caer de nuevo en medio de tantas especies.
El ser santo sincero tiene la seguridad de alcanzar la morada del Señor en su reino absoluto y eterno.