Logos 424
Sea cual sea el cuerpo material en el que resida, el alma espiritual es siempre la misma.
Como espíritus puros, todas las almas espirituales son iguales e idénticas, ya sea que residan en el cuerpo de un ser celestial, un habitante de los planetas edénicos y paradisíacos, un ser humano, un animal o un vegetal.
Por lo tanto, el Señor dice: Aquellos que están verdaderamente iluminados no ven la apariencia externa del ser vivo, [el cuerpo material] ya sea un ser celestial, un habitante de los planetas celestes, un ser humano, un animal o un vegetal.
Los que están iluminados por el conocimiento divino puro ya no ven el cuerpo de materia blanca, negra, amarilla, roja o mixta, ni la forma material animal o vegetal, sino sólo la entidad espiritual, el alma espiritual, que está en él, que reside en él.
A partir de entonces, sienten el mismo amor por todos los seres humanos sin excepción. Van incluso más allá, pues en todos los cuerpos de animales y plantas también ven sólo el alma espiritual que reside allí, y no diferencian entre un hombre, una mujer, un perro, un gato, un elefante o una hormiga, los aman a todos por igual.
A través de la envoltura material que cubre la entidad espiritual, sólo ven el alma espiritual encarnada que reside en ella. Esto es el verdadero amor.
Por eso Dios manda no comer carne, pescado y huevos.