Logos 413
La energía externa en su aspecto de energía ilusoria llamada maya, actúa bajo la autoridad de Dios, y condiciona a las almas encarnadas.
El condicionamiento actual del ser espiritual encarnado se debe únicamente a la influencia de la energía ilusoria externa, es decir, ejerce esta influencia por sí misma. El Señor Supremo no está de ninguna manera involucrado en este acto indeseable. Él no desea ver a los seres individuales distintos de Su Persona siendo así jugados y engañados por Su energía externa, que es afín a satanás.
Él mismo es muy consciente de este hecho, pero sin embargo acepta la ingrata tarea de mantener a las almas olvidadas en la desorientación, que es el hogar del miedo, mediante su influencia.
El Señor no frena su energía ilusoria en la realización de esta tarea, pues es necesaria para la reforma de las almas encarnadas condicionadas por la materia.
A un padre amoroso no le gusta que sus hijos sean castigados por otros. Sin embargo, cuando se muestran insubordinados, no duda en ponerlos bajo el cuidado de un severo tutor, con el único objetivo de devolverlos al buen camino. Pero el Padre Todopoderoso, en su infinito amor, desea al mismo tiempo la liberación de las almas condicionadas, su liberación de las garras de la energía ilusoria.
El rey mete a sus ciudadanos rebeldes entre rejas, pero a veces, prefiriendo que estén libres, visita la cárcel en persona y les implora que se arrepientan, para que sean liberados.
Del mismo modo, el Señor desciende de Su reino al reino de la energía ilusoria y ofrece personalmente a las almas condicionadas el remedio para todos sus males dándoles el Bhagavad-gita, [palabras de Krishna, Cristo, Dios, la Persona Suprema] donde enseña que la influencia de la energía ilusoria es muy difícil de superar, pero quien se rinde a Él es, por Su suprema voluntad, inmediatamente liberado.
La entrega al Señor es el camino más seguro para liberarnos de las alienaciones de la energía ilusoria.