Logos 410
Nadie puede anular la voluntad de Dios, la Persona Suprema.
Nadie puede anular la voluntad de Dios, la Persona Suprema, ya sea por la fuerza de las austeridades severas, la gran erudición en el campo de los Vedas (las escrituras sagradas originales), los poderes sobrenaturales de los yoguis, el poder físico o intelectual.
Tampoco puede nadie recurrir a los poderes conferidos por la práctica de la religión, a su riqueza material o a cualquier otro medio, por sí mismo o con la ayuda de otros, para desafiar las órdenes del Señor Soberano. Desde Brahma, el demiurgo y primer ser creado, hasta la hormiga, ningún ser vivo tiene el poder de hacerlo, pues todo está bajo el dominio de Dios.
En verdad, un ser espiritual que ha asumido un cuerpo material, humano o animal, no puede escapar a la jurisdicción de la Persona Soberana.
Cada uno debe aceptar su destino y dejarse llevar por el Señor. Ningún medio material puede permitirnos escapar de la felicidad y la infelicidad destinadas a nuestro cuerpo particular.
Cada cuerpo humano o animal está destinado a experimentar una cierta cantidad de alegría y tristeza, y no podemos cambiar esto, ya que la felicidad y la infelicidad son ordenadas por el Señor, por cuya voluntad se nos ha concedido nuestro cuerpo específico.