Logos 392
Actuemos de tal manera que nos volvamos uno con el Señor Supremo.
En verdad, volverse uno con Krishna, Dios, la Persona Suprema, el Señor Soberano, significa tener el mismo interés que Él.
No se trata de volverse tan grande, hermoso, sabio, fuerte, rico, famoso y renegado como Él, porque eso es imposible.
En realidad, somos pequeños fragmentos, partes integrales de Su Divina Persona, y la parte nunca puede igualar al todo. El ser espiritual individual distinto de Dios, que es cada uno de nosotros, sigue siendo siempre un pequeño fragmento del Señor Supremo. Por lo tanto, la unidad con el Señor proviene de compartir el mismo interés que el Señor Krishna. Debemos hacer nuestros los intereses del Señor.
Por otra parte, las almas individuales son cualitativamente pero no cuantitativamente Uno con el Señor, pues como almas espirituales siguen siendo diferentes del Señor que es infinito y es todo lo que es.
Krishna, Dios, la Persona Suprema, desea que todos los seres piensen en Él constantemente, que se conviertan en sus devotos, que lo adoren en todas las circunstancias, que le ofrezcan homenaje y que hagan su voluntad divina. El deber de todo ser santo es esforzarse por cumplir Su deseo. Ahora bien, como el Señor es ilimitado, también lo es su deseo. Por lo tanto, no hay interrupción ni límite en el servicio del ser santo, el siervo y la sierva del Señor.
El mundo espiritual es, de hecho, una competición interminable entre el Señor y su siervo, y entre el Señor y su sierva. El Señor desea satisfacer sus infinitos deseos, y el ser santo se esfuerza por servirle con amor y devoción, para satisfacer sus ilimitados deseos. Todos los seres que viven en el mundo espiritual intercambian una profunda y creciente relación de amor con el Señor.
Es en este sentido que hay una unidad de interés infinitamente creciente entre el Señor y Su devoto, entre el Señor y Su devoto. Tal es el comportamiento perfecto, y la perfección de la existencia.