Así, en Mí Krishna, en Mi forma personal, absorbe siempre tus pensamientos, sin dejar de luchar, como debe hacer un guerrero. Dedicando tus actos a Mí, volviendo tu mente y tu inteligencia hacia Mí, sin duda llegarás a Mí. Aquel que siempre se acuerda de Mí, el Señor Supremo, y medita en Mí, sin desviarse del camino, sin duda llega a Mí. Se debe meditar en el Señor Supremo como el Ser Omnisciente, el más antiguo, el Maestro y Sustentador de todo, que, aún más tenue que el más tenue, es inconcebible, más allá de la inteligencia material, y siempre sigue siendo una persona. Resplandeciente como el sol, Él trasciende este mundo de oscuridad.
Porque constantemente absorto en el servicio devocional, aquel que siempre me recuerda, sin desviarse, llega a Mí sin dificultad. Cuando han llegado a Mí, los espiritualistas imbuidos de devoción, esas nobles almas, habiendo ascendido así a la más alta perfección, nunca más vuelven a este mundo transitorio (el universo material), donde reina el sufrimiento.
Es sólo a través del servicio devocional que uno puede conocerme como soy. Y el ser que, a través de tal devoción, llega a ser plenamente consciente de Mi Persona, puede entonces entrar en Mi reino absoluto.
Mis devotos puros están encantados con la visión de mis diversas formas, con el resplandor de mi rostro y con la inefable gracia de mi cuerpo. Están tan fascinados por Mi risa, Mis diversiones y Mi mirada que constantemente absorben sus pensamientos en Mí y me entregan sus vidas. Como no han aspirado a ninguna forma de liberación o disfrute material, los llevo a Mí, entre Mis compañeros eternos, en Mi reino absoluto.