Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios
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Logos 348

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El amor puro a Dios es el objetivo último de la existencia.

Nuestros pensamientos y deseos en el momento de la muerte están determinados principalmente por la suma de los deseos, pensamientos, palabras y actos de toda nuestra vida. Son nuestras acciones presentes, nuestros deseos y nuestro estado de ánimo los que deciden nuestra condición futura. Así, absorbidos espiritualmente en el servicio de Krishna durante nuestra vida presente, tendremos un cuerpo espiritual, no material, cuando dejemos nuestra actual «envoltura carnosa».

Tararea el canto de los Santos Nombres de Krishna:

Haré Krishna, haré Krishna, Krishna Krishna, haré haré / Haré Rama, haré Rama, Rama Rama, haré haré.

Este sublime canto en sánscrito significa: «Oh Señor, oh energía del Señor, déjame servirte».

El canto de los Santos Nombres de Krishna es la mejor manera de alcanzar la existencia absoluta. El bien supremo es el amor a Krishna, Dios, la Persona Suprema. El objetivo final y el fruto supremo de cantar o recitar el himno Hare Krishna es darse cuenta perfectamente de quién es Dios y desarrollar un amor puro por Él.

Cuanto más se purifique nuestra conciencia cantando los Santos Nombres de Krishna, más se reflejará en nuestra conducta nuestro constante progreso espiritual. En cuanto el sol aparece en el horizonte, le acompañan un calor y una luz cada vez mayores. Del mismo modo, a medida que la realización del Santo Nombre de Krishna despierta en nuestros corazones, esta creciente conciencia espiritual se manifiesta en todas las facetas de nuestra personalidad.

Finalmente, se restablece el vínculo eterno de amor entre Dios y el ser vivo.

Antes de descender al universo material, cada alma disfrutaba de una relación espiritual única con el Señor. Este vínculo de amor supera mil veces en su intensidad, cualquier amor material.

El amor puro por Krishna, Dios, la Persona Suprema, existe desde toda la eternidad en los corazones de todos los seres. No tenemos que sacarlo de ningún otro sitio que no sea nosotros mismos. Y cuando el corazón se purifica cantando los Santos Nombres y escuchando las glorias del Señor Supremo, entonces el ser despierta naturalmente.

Nuestra condición natural y eterna en el mundo espiritual nos permite vivir en la presencia íntima de Dios y servirle con amor y devoción. El devoto puro, que siente tal afecto espiritual por el Señor Supremo, Krishna, se baña en el éxtasis trascendental.

Es entonces cuando el corazón se vuelve resplandeciente como el sol, porque cuando el devoto y la devota se vuelven puros de esta manera, de sus corazones fluyen rayos de amor extático, efluvios de amor por Dios.

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