Logos 339
Los actos criminales, las diversas matanzas de seres humanos, las guerras, las matanzas y los asesinatos de animales en mataderos y otros lugares, así como los causados por los cazadores, los abortos, causarán karma [ley de acción-reacción o consecuencias de la acción], que los autores tendrán que sufrir en su próxima vida.
Es hora de decir a los seres humanos que existe una correlación entre las guerras, la matanza de animales en los mataderos industriales que existen en todo el mundo, o provocada por los cazadores, la matanza de seres humanos en actos terroristas, los abortos y el karma.
Dios ha condenado tales actos desde tiempos inmemoriales, y pide a la humanidad que cese con este insaciable deseo de matar, ya que conducirá a futuras calamidades, guerras mundiales, epidemias, hambrunas, terremotos, huracanes, inundaciones, etc., que recaerán, debido al karma acumulado por la matanza de animales, sobre las sociedades que apoyan tales actividades inhumanas, atroces, incalificables, a los ojos del Señor Krishna, Dios, la Persona Suprema.
El Señor Krishna dice: «Morirás en una guerra mundial. Serás asesinado, debes ser asesinado. Hay que matarte. Ya sean americanos, europeos, africanos, asiáticos u otros. Estás muy orgulloso de tu nacionalidad, pero no importa, te matarán. Esa es la situación. Has matado a tantos animales, ahora (también mueren en masa) bajo el efecto de un arma de destrucción masiva, la bomba atómica, mueren.»
El que mata será matado a su vez, esa es la voluntad de Dios. Sufrirás golpe por golpe, porque ciertamente ocurrirá. Las leyes divinas se cumplen con seguridad, pues prevalecen sobre las leyes humanas. Tú mismo has creado esta detestable situación, es decir, al masacrar a tantos animales, seres humanos de diversas maneras y en muchos abortos, has creado un karma tal que tendrás que ser masacrado a tu vez, en un campo de batalla por ejemplo, en un terremoto, durante una epidemia, etc. En verdad, estos acontecimientos tienen lugar por la voluntad suprema del Señor, la Persona Soberana. A veces los hombres se matan entre sí, y a veces se protegen.
Los hombres no saben que más allá de las leyes de la naturaleza está el Señor Supremo, el amo soberano, y que bajo Su mando actúan las leyes de la naturaleza. Por lo tanto, siempre que haya paz en el mundo, hay que saber que se debe a la buena voluntad del Señor. Y del mismo modo, cuando la sociedad experimenta cualquier conmoción, también debe ser vista como la voluntad suprema del Señor. Ni una brizna de hierba se mueve si no es por la voluntad del Señor. Siempre que se transgrede el orden establecido por el Señor, surgen conflictos y guerras entre los hombres y entre las naciones. El camino más seguro hacia la paz, por lo tanto, es usar todas las cosas según el orden del Señor. Esta ley divina nos ordena actuar, comer, sacrificar y dar caridad sólo para la mayor satisfacción del Señor. Nadie debe hacer nada en contra de su voluntad.
El valor de una acción se juzga por la circunspección que se le aplica, por lo que hay que aprender a distinguir entre los actos agradables al Señor y los que provocan su desagrado. Los criterios de actuación residen, por tanto, en la satisfacción o insatisfacción del Señor. No hay lugar para el capricho; sólo la voluntad del Señor debe dictar nuestra conducta. No debemos tomar la vida de ningún ser humano, animal o vegetal, y obedecer a Dios, para estar en comunión con Él. La acción realizada en comunión con el Señor Supremo es el arte de la acción perfecta. Por eso debemos entregarnos a Krishna, Dios, la Persona Suprema, porque no podemos ser libres o independientes de Él. No podemos salirnos de los límites impuestos por las leyes de Dios; es imposible.
Si nos rendimos a Krishna, Dios, la Persona Suprema, y le servimos con amor y devoción haciendo únicamente Su voluntad, entonces seremos verdaderamente felices, porque el Señor es la fuente de la verdadera felicidad, y la reserva de las bendiciones.