Logos 336
El Señor Krishna dice: «Porque soy Dios, la Persona Suprema, lo sé todo sobre el pasado, el presente y el futuro. Yo también conozco a todos los seres; pero nadie me conoce a Mí. Todos los seres nacen en la ilusión, zarandeados por las dualidades del deseo y la aversión. Pero los hombres que están libres de estas dualidades, los frutos de la ilusión, los hombres que en sus vidas pasadas así como en esta vida fueron virtuosos, los hombres en los que el pecado ha llegado a su fin, estos son los que Me sirven con determinación. A través del servicio devocional, se refugian en Mí, aquellos hombres inteligentes que se esfuerzan por liberarse de la vejez y la muerte. En verdad, están en el nivel espiritual: poseen todo el conocimiento de los actos, espirituales o materiales. Aquel que me conoce como el Señor Supremo, el Principio mismo de la manifestación material, la Fuente de los seres celestiales y el Maestro de todos los sacrificios, puede, con una mente fija, incluso en el momento de la muerte, asirme y conocerme de nuevo.»
Logos 337
El Señor dice: «Aquel a quien las formas de sufrimiento de aquí abajo ya no afectan, a quien las alegrías de la vida ya no embriagan, a quien el apego, el miedo y la ira han abandonado, es considerado un sabio de mente firme.»
«Aquel que ya no se siente atraído por los placeres materiales, que ya no es esclavo de sus deseos, que ha rechazado todo espíritu de posesión y que se ha liberado del falso ego (de la identificación con el cuerpo), sólo puede conocer la serenidad perfecta.»
Las claves de la verdadera felicidad, la alegría, la paz, la calma interior y la accesibilidad a Dios, son: El amor, la bondad, la compasión, la benevolencia, la honestidad, la imparcialidad, la tolerancia, el desinterés, la humildad, la justicia, la rectitud, la no violencia y la perseverancia en el camino del bien. Dios proporcionará a quienes los posean un futuro pacífico, radiante y dichoso.
¿Qué debo hacer para acercarme a Dios y permanecer con él?
El Señor responde: «Llena siempre tu mente de mí, y conviértete en mi siervo piadoso. Sé fiel, devoto, sin envidia y comprometido con mi servicio. Simplemente entrégate a mí. No temas, porque yo estoy contigo. No mires con ansiedad, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, te ayudaré, te sostendré con mi diestra triunfante.»
Los que realmente quieren conocer a Dios, verlo, escucharlo y tener el gran honor de entrar en su casa celestial, sólo tienen que hacer una cosa: amarlo con todo el corazón y la mente, entregarse totalmente a él, complacerse en hacer su voluntad y servirlo con amor y devoción. Esta es la principal clave del éxito.