Logos 335
El Señor dice: «El verdadero trascendentalista (espiritualista) me ve en todos los seres y a todos los seres en mí. En verdad, el alma realizada Me ve en todas partes. Aquel que Me ve en todas partes y ve todo en Mí, nunca se separa de Mí, ni Yo me separo de él. El trascendentalista, sabiendo que Yo soy Uno con el Alma Suprema en la multiplicidad de los seres, Me adora y en Mí permanece siempre. El espiritualista perfecto ve, a través de su propia experiencia, la igualdad de todos los seres, felices o infelices.»
El espiritualista consciente de Krishna tiene una visión perfecta, pues ve al Señor en el corazón de cada entidad viviente en la forma del Alma Suprema, también llamada Espíritu Santo, el Señor mora en el corazón de cada ser humano, animal o vegetal. El perfecto espiritualista sabe que Dios permanece absoluto y neutral en ambos casos, que no se ve afectado por el cuerpo que ocupa. El alma individual, distinta de Dios, también reside en el corazón, pero a diferencia del Alma Suprema, no habita en todos los cuerpos simultáneamente. El ser santo ve a Krishna en todas partes, tanto en el corazón del creyente como en el del no creyente.
El ser santo ve a Krishna en todo, y ve todo en Krishna, sabe que todo en el universo material no es otra cosa que Su energía - el principio fundamental de la conciencia de Krishna. Nada puede existir sin Krishna, porque Él es el Señor Supremo. Sobre esta base se desarrolla el amor a Krishna, que conduce y supera tanto la conciencia del ser espiritual como la liberación. Debido a que está inundado de este amor absoluto, el ser santo experimenta la plenitud de «hacerse uno» con Krishna, en el sentido de que el Señor se ha convertido en todo para él. Una vez que se establece esta relación íntima entre el Señor y su devoto, este último experimenta la inmortalidad. Dios, la
Persona Suprema, nunca sale de la visión del ser santo; pero éste tampoco se arriesga a identificarse con Él, lo que sería un verdadero suicidio espiritual. Amado con este amor puro, Krishna nunca se esconde de Su devoto, ni éste deja de verlo. La conciencia de Krishna es la más alta dicha que el espiritualista puede experimentar; esta conciencia de la presencia de Krishna en cada ser, en la forma del Alma Suprema, lo libera de toda falta.
El ser consciente de Krishna es el alma perfecta realizada. Porque él mismo las ha experimentado, entiende las alegrías y las penas de todos. Sabe que el dolor surge del olvido del vínculo entre el ser y Krishna, y la felicidad del conocimiento del Señor; sabe que el Señor es el único dueño del fruto de las acciones del hombre, el único dueño de los países y los planetas. Sabe que el ser condicionado por las tres gunas; virtud, pasión, ignorancia, debe, por haber olvidado el vínculo que lo une a Krishna, sufrir los sufrimientos materiales de tres fuentes. El ser santo, porque posee la mayor felicidad, se esfuerza por compartir la conciencia de Krishna con todos, para hacerles entender lo importante que es hacerse consciente de Krishna. El espiritista consumado es el amigo más sincero, el mayor benefactor de la humanidad y el más querido servidor del Señor. El ser santo es la más perfecta de las almas realizadas, pues no busca la perfección sólo para sí mismo, sino para todos los seres. Nunca tiene celos de los demás. Estos rasgos del devoto puro del Señor lo hacen más perfecto que el meditador solitario, preocupado sólo por su propia elevación.