Logos 343
El Señor Bendito dice: «Esta forma, la Mía, que ahora estás contemplando, es muy difícil de ver. Los propios seres celestiales aspiran incesantemente a descubrirla, esta forma tan querida por ellos».
Krishna, después de terminar la revelación de Su forma universal, que es rara de ver, enseña que uno no puede alcanzar esta visión a través de sacrificios, u otras prácticas similares. Ahora el Señor indica que su forma de dos brazos es aún más secreta, más difícil de ver. En el mejor de los casos, añadiendo un poco de servicio devocional a las diversas prácticas de estudio de los Vedas (las sagradas escrituras originales), el ascetismo severo, la especulación filosófica, etc., se puede ver la forma universal del Señor; pero sin el servicio devocional, es imposible ver esa forma radiante de dos brazos. Ahora bien, más allá de esta forma universal está la forma «humana» de Krishna, su forma de dos brazos; y esta última es aún más difícil de conocer, incluso para seres celestiales tan poderosos como Brahma, o Siva. Todos estos seres celestiales desean ver al Señor en esta forma de dos brazos.
Debe entenderse que menospreciar a Krishna en su forma de dos brazos sólo puede ser hecho por un tonto de la clase más común, ya que los seres celestiales del rango de Brahma y Siva aspiran a ver al Señor en esa misma forma primordial absoluta. Su cuerpo es totalmente espiritual, todo dicha y eternidad, no hay nada material en él. Para los que buscan conocerlo, Krishna sigue siendo un problema, pues no saben nada de Él. En efecto, quienes estudian los escritos sagrados con ojos materiales piensan que Dios es sólo una figura histórica importante, o un filósofo de vasta erudición. No ven que no es un hombre corriente. Algunos reconocen su inmenso poder, pero creen que, de todos modos, tuvo que tomar un cuerpo material. Así llegan a la conclusión de que la Verdad Absoluta es impersonal, sin forma, que Krishna, Dios, es sólo un aspecto personal prestado de la naturaleza material. Esto es desarrollar un concepto material del Señor Supremo, que es obviamente erróneo.