Logos 201
El Señor dice: «Aquel que conoce la naturaleza absoluta de Mi Venida y Mis Actos no tendrá que renacer en el universo material. Después de dejar su cuerpo, entrará en mi reino eterno».
Esto es posible sólo para quien actúa como un eterno servidor del Señor Supremo. El ser vivo debe comprender su posición original y eterna, así como la del Señor Supremo. Ambos participan de la misma identidad espiritual. Por lo tanto, uno debe actuar siempre como servidor del Señor Supremo y así evitar renacer en este mundo.
Quien se mantenga en buena condición espiritual y se considere un eterno servidor del Señor Soberano, tendrá éxito cuando tenga que abandonar el mundo material.
Logos 202
Está escrito: «El primer deber de quien desea progresar en la vida espiritual es dominar la mente y los sentidos. La mente es la fuente de la concupiscencia, la ira, el orgullo, la codicia, la aflicción, el engaño y el miedo; todas estas tendencias se combinan para esclavizar al ser a la acción egoísta.»
Aunque los seres son una parte integral del Señor Supremo y son puramente espirituales, sufren en este mundo, luchando con las vicisitudes de la existencia, debido a la mente y los sentidos. Para escapar de esta lucha ilusoria por la existencia y la felicidad efímera en este mundo, hay que dominar la mente y los sentidos, y desprenderse de las condiciones materiales. En ningún momento se debe descuidar la práctica de la austeridad y la penitencia; siempre hay que aplicarse a ella.
La mente es la causa original de la esclavitud a la materia, y muchos de nuestros enemigos la acompañan, como la ira, el orgullo, la codicia, la aflicción, el engaño y el miedo. La mejor manera de mantener siempre el control de la mente es absorberla en la conciencia de Dios. Y como las tendencias malignas que escoltan a la mente nos encadenan a la materia, debemos tener mucho cuidado de no poner nuestra confianza en ella.