Logos 149
El alma pura, en su existencia espiritual original, es plenamente consciente de su posición natural como siervo eterno del Señor.
Todas las almas en esta conciencia pura se liberan y viven eternamente en la dicha y el conocimiento en los diversos planetas espirituales llamados Vaikunthas en el mundo espiritual. La creación material no se manifiesta para ellos. Estas almas eternamente liberadas no se preocupan por esta creación material, que está destinada a las almas rebeldes, aquellas que no están dispuestas a someterse al Señor Supremo. Es este espíritu de dominación artificial el que se llama el falso ego, se manifiesta a través de las tres gunas o modos de influencias de la naturaleza material y es sólo una creación mental.
Toda la creación material está destinada a los seres dominados por el falso ego que vagan por el plano mental bajo la influencia de las diversas ilusiones generadas por las tres gunas, los tres atributos y modos de influencia de la naturaleza material; la virtud, la pasión y la ignorancia, y que acaban olvidando su verdadera identidad como alma espiritual e identificándose con su cuerpo material. La función principal del falso ego es mantener el ateísmo.
Logos 150
El mal es el resultado de la ruptura con Krishna, Dios, la Persona Suprema.
Esta ruptura se caracteriza por el rechazo de la autoridad y la supremacía del Señor Supremo, por someterse a Él, por obedecerle, por rendirse a Él, por servirle con amor y devoción, por aplicar su palabra y sus mandamientos. Es emitir el deseo desenfrenado de hacer lo que nos plazca con un espíritu de dominación y sobre todo de envidia a Dios.
A los que persisten en este mal camino, el Señor les dice: «Los envidiosos y los malvados, los últimos de los hombres, los sumerjo en el océano de la existencia material en las diversas formas de vida demoníaca. Estos, al renacer vida tras vida en la especie demoníaca, nunca podrán acercarse a Mí. Poco a poco se hunden en la condición más abominable».
El que blasfeme del Señor tendrá que renacer en una familia de incrédulos, donde es probable que olvide el servicio del Señor.