Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios
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Logos 125

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El Eterno Supremo, Dios, es el sol espiritual y absoluto primordial que ilumina y purifica todo.

La aparición y desaparición de Dios es como la del sol. El Señor aparece y desaparece en innumerables galaxias, y cuando está presente en una galaxia concreta, ésta se baña de luz espiritual, mientras que otra, que acaba de abandonar, se vuelve a sumir en la oscuridad. Sin embargo, estos entretenimientos tienen lugar eternamente. En efecto, el Señor está siempre presente en una u otra de las innumerables galaxias, al igual que el sol recorre siempre uno de los dos hemisferios, a veces en el Este, a veces en el Oeste.

Al igual que el sol aparece por la mañana y se eleva gradualmente hasta el meridiano y luego se pone al mismo tiempo que sale en otro hemisferio, la desaparición del Señor en una galaxia se corresponde con el comienzo de sus múltiples entretenimientos en otra. Para ser más precisos, tan pronto como un entretenimiento termina en la tierra, comienza a manifestarse en otros lugares. Y así, sus eternos entretenimientos continúan sin cesar. Sabemos que el sol sale una vez cada veinticuatro horas; del mismo modo, los entretenimientos de Dios se hacen visibles en una galaxia determinada una vez en los días de Brahma el demiurgo y primer ser creado. Pero dondequiera que esté el Señor, todos sus maravillosos entretenimientos tienen lugar como se presenta en las escrituras reveladas, y a intervalos regulares.

El Señor, que en la Tierra había manifestado su forma eterna para que todos lo vieran, desapareció de la vista de aquellos que, al no haber realizado las austeridades requeridas, no podían verlo tal como es.


Logos 126

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El alma pura vive siempre en la morada de Dios, ya que su cuerpo es el templo divino.

El Supremo Eterno dice: «Los seres vivos en todas las galaxias, y vida tras vida, sufren las consecuencias de sus propios actos interesados. Entre ellos, algunos pueden ser influenciados por el contacto de almas puras y, habiendo desarrollado así un cierto gusto por el servicio devocional, llegan a participar en él. Este deseo inicial representa la semilla del servicio devocional, y a quien tiene la incomparable fortuna de recibir esta semilla se le aconseja que la plante en lo más profundo de su corazón. Entonces, al igual que se riega una semilla para que crezca, el ser santo debe cultivarla escuchando y cantando los Santos Nombres y los entretenimientos del Señor. Así alimentada, la semilla se convierte gradualmente en una hiedra, y el ser santo, actuando como jardinero, continúa regándola escuchando y cantando constantemente las glorias del Señor. La hiedra crece tanto que atraviesa toda la galaxia material y entra en el mundo espiritual, continuando su viaje hacia esferas cada vez más altas, hasta llegar al planeta del Señor Supremo »Goloka Vrindavana«. El santo-jardinero está así en contacto con la morada del Señor incluso cuando habita en la galaxia material, gracias al servicio devocional que le ofrece mediante el simple acto de escuchar y cantar Sus glorias divinas. Al igual que una hiedra ordinaria se apoya en un árbol más poderoso que ella, la hiedra del servicio devocional, alimentada por el ser santo, encuentra refugio en el Señor y se adhiere a Él. Así adherida, comienza a dar frutos, y el jardinero que la ha cuidado puede saborear estos frutos del amor, alcanzando la perfección de su existencia.»

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