Logos 96
Los planetas del mundo espiritual superan a los del universo material en una proporción de al menos tres a uno, y como poseen una naturaleza espiritual, trascienden la influencia material de los atributos de la naturaleza material y se sitúan así en la virtud pura.
El concepto de dicha espiritual se manifiesta allí en toda su plenitud. Cada uno de estos planetas espirituales es absoluto, indestructible y libre de todas las imperfecciones de este mundo material. Cada uno produce su propio resplandor, que equivale al inconcebible resplandor de millones de soles juntos. Los que habitan allí están libres de la vejez, la enfermedad, la muerte y el renacimiento, y su conocimiento perfecto lo abarca todo. Son puros y libres de toda forma de deseos. Allí sólo actúan para ofrecer al Eterno, el Soberano Señor de los planetas espirituales, un sublime servicio amoroso. Estos seres liberados cantan los himnos sin cesar, para glorificar a Dios.
El mundo espiritual, que es las tres cuartas partes del todo y está formado por la energía interna del Señor, constituye el reino de Dios, mucho más allá de las esferas materiales. La otra cuarta parte, Su energía externa, constituye el universo material. El reino de Dios es espiritual, absoluto, mientras que el universo de la materia es material. Por lo tanto, el primero es eterno, el segundo es transitorio. En el reino absoluto, el Señor y Sus siervos eternos poseen todos formas de carácter auspicioso, infalible, espiritual y eternamente juvenil. En resumen, no hay nacimiento, vejez, enfermedad o muerte. Esta tierra eterna, rica en placeres espirituales, contiene belleza y dicha.
Logos 97
El Señor Supremo mismo es el fundamento del resplandor que constituye Su aspecto impersonal, la única forma de Dios conocida por el hombre.
La forma universal, por tanto, representa una forma secundaria del Señor, imaginaria e impersonal, pero la que tiene dos manos y sostiene una flauta eterna, representa Su forma primordial, original y real.
El Señor extiende tres cuartas partes de su resplandor en el mundo espiritual, y toda la manifestación de las galaxias materiales en la otra cuarta parte. Así, tres cuartas partes de Su radiación constituyen Su energía interna, y la cuarta parte restante, Su energía externa. En cuanto a los seres vivos que habitan tanto en el mundo espiritual como en el material, representan la energía marginal del Señor, y tienen la libre elección de habitar en cualquiera de las dos energías, la interna o la externa.
Las almas liberadas eligen la manifestación espiritual, interna, y las almas condicionadas por la materia la manifestación material, o externa. Sabiendo esto, nos será fácil concluir, dada la importancia de la energía interna en relación con la energía externa, que el número de almas liberadas supera con creces el de las almas condicionadas en el universo material.