Logos 91
El ser humano debe renovar el vínculo con el Eterno Supremo y restablecer su relación con Dios.
Desde el comienzo de la era actual, la era de la discordia y las luchas, aparecieron las cuatro bases originales del pecado: las relaciones sexuales ilícitas, la intoxicación en todas sus formas, el juego y la matanza innecesaria de animales, que poco a poco marcaron a la sociedad con su influencia. Como resultado, el hombre llegó a olvidar gradualmente la relación eterna con Dios y el propósito último de su existencia. El hombre no está destinado a llevar una vida animal, una vida de irresponsabilidad que sólo consiste en comer, dormir, aparearse y defenderse.
La humanidad ha olvidado que la felicidad en todas sus formas reside en la Persona del Señor Soberano, ya que Él es la fuente última de todas las cosas y la reserva de todas las bendiciones. Sólo renovando el vínculo de amor que nos une a Él podremos disfrutar de una felicidad completa y perfecta sin obstáculos. Y sólo la compañía del Señor puede liberarnos de esta fatal existencia material.
Es a través de un maestro espiritual, un verdadero siervo de Dios que impartirá el conocimiento del Señor, que usted sabrá quién es el Señor Supremo y cómo volver a su reino eterno. El hombre es prisionero del universo material, y no lo sabe.