Logos 98
El Señor dice: «Sólo a través del servicio devocional puedo ser conocido como soy.
El servicio devocional a Dios se practica en todos los continentes y en todos los planetas de todas las galaxias, porque es la manifestación del amor a Dios. Es la única manera de conocer a Dios como realmente es, y de verlo cara a cara.»
Por otra parte, está escrito: «Perder incluso por un momento el recuerdo del Señor Supremo, Dios, la Persona Soberana, corresponde a la mayor pérdida, la mayor ilusión y la mayor anomalía.»
Las glorias del Señor deben ser proclamadas en todas las circunstancias y lugares. Sus glorias deben ser escuchadas, cantadas y siempre recordadas, pues tal es la más alta perfección de la existencia. Aquel que sigue el camino del servicio amoroso y devocional no se verá limitado de ninguna manera y no temerá el fracaso, porque seguramente conduce a la meta final de la existencia, por la gracia del Señor. La mejor y más segura manera de progresar hacia la perfección es, por tanto, la del servicio devocional puro.
Logos 99
Según las sagradas escrituras originales, que Jesús llamó «el verdadero evangelio», existen innumerables galaxias en la manifestación material, todas ellas inmersas en la oscuridad.
Desde los Brahmas, los demiurgos y los primeros seres creados (hay tantos Brahmas como galaxias) hasta las diminutas hormigas, todos los seres nacen en la oscuridad, y para que puedan ver directamente al Señor, deben recibir la verdadera luz de Él. De noche, ninguna luz artificial, por muy potente que sea, nos permitirá ver el sol. Es a partir de él que aparece la estrella del día.
Así, la luz manifestada por la misericordia sin causa del Señor le permite a uno darse cuenta de la acción de sus propias energías. Los impersonalistas sostienen que nadie puede ver a Dios, y el hombre no puede lograrlo mediante la especulación. Pero el que recibe la luz de Dios, puede verlo. La luz de Dios es también su conocimiento e instrucción. Esta instrucción directa es una manifestación de Su energía interior, y es precisamente esta misma energía la que permite ver al Señor en persona. Como Brahma, todos aquellos a los que el Señor concede la gracia de ver esta energía interior misericordiosa pueden realizar a Dios, la Persona Suprema, sin ninguna especulación intelectual.