hombres en la forma de DurgÄ, el agente creador, preservador y destructor del universo material.
Yo adoro a Govinda, el Señor Original, que sufre una transformación en Åšambhu para la realización del trabajo de destrucción, una transformación similar a la de la leche que se convierte en cuajada bajo la acción de los ácidos; sin embargo, la cuajada es a la vez idéntica y diferente de la causa, la leche.
Amo a Govinda, el Señor Original, que muestra la misma constancia a través de sus diversas manifestaciones que la llama de una vela, cuando se transmite a otras velas, y aunque arde de forma distinta en cada una, no pierde nada de su calidad.
Amo a Govinda, el Señor Original, que, tomando prestada su propia y gigantesca forma subjetiva llamada Åšeá¹£a, saturado del poder que todo lo reconcilia y descansando en el Océano Causal con los infinitos mundos en los poros de su cuerpo, disfruta del sueño creativo.
Yo adoro a Govinda, el Señor Original, porque Maha-Vishnu es una emanación de Su emanación plenaria. BrahmÄ y las demás deidades del mundo material nacidas de los poros de la piel de MahÄ-Viṣṇu viven sólo durante el tiempo de su exhalación.
Yo adoro a Govinda, el Señor Original semejante al Sol que manifiesta Su resplandor en todas las joyas entre las cuales, el SÅ«ryakÄnta. Del mismo modo, Dios inviste con su poder específico a un alma de gran piedad, que se convierte entonces en Brahma, el regente del universo (de nuestra galaxia, la Vía Láctea).
Adoro a Govinda, el Señor Original, GaṇeÅ›a mantiene sus pies-pareils-at-lotus en las dos prominencias de su cabeza de elefante por siempre para que le den el poder de eliminar todos los obstáculos en el camino del progreso en los tres mundos.
Adoro a Govinda, el Señor Original. Los tres mundos, que consisten en los nueve elementos, el fuego, la tierra, el éter, el agua, el aire, las direcciones, el tiempo, el alma y la mente emanan de Él. Y es también por Él y en Él que existen y son reabsorbidos en el cataclismo universal.
Adoro a Govinda, el Señor Original, a quien el Sol obedece mientras hace su viaje en la rueda del tiempo. El Sol, fuente de infinito resplandor, es el soberano entre las estrellas y el ejemplo mismo del alma virtuosa. Es como el ojo de este mundo.
Yo adoro a Govinda, el Señor Original, porque los poderes de todas las virtudes, los vicios, los Vedas, las austeridades y todos los seres espirituales, desde Brahma hasta el más insignificante insecto, son otorgados por él.
Adoro a Govinda, el Señor Original, que quema de raíz las acciones egoístas de las almas imbuidas de devoción. Sin ninguna parcialidad y de acuerdo con sus obras pasadas, decreta tanto al diminuto insecto llamado indragopa como al rey de los seres celestiales, Indra, los frutos que surgen de ellos.