Aprendamos a Conocer al Padre Eterno
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padres difiere de la del hijo, éste abandona el hogar familiar y se rompen sus vínculos. Y en cuanto a los cónyuges, el menor altercado lleva al divorcio.

Ninguna relación en este mundo tiene una sustancia real, y ninguna es eterna. Debemos recordar siempre que estas relaciones efímeras no son más que pobres imitaciones de la relación eterna con Dios, la Persona Suprema. Sabemos que la imagen reflejada de un objeto en un espejo no tiene realidad; puede parecer real, pero cuando extendemos la mano para tocarlo, nuestra mano sólo encuentra el cristal del espejo. Por eso, tenemos que llegar a comprender que nuestras relaciones con los amigos, los padres, los hijos, los amos, los siervos, los cónyuges y los amantes son un pálido reflejo de la relación que compartimos con Dios. Cuando llegamos a este nivel de comprensión, alcanzamos la perfección del conocimiento. Entonces empezamos a comprender que somos siervos de Krishna, y que estamos unidos a Él por un vínculo de amor eterno.

Esta relación de amor no se basa en la retribución, pero huelga decir que no está exenta de recompensa, una recompensa mucho mayor que cualquier cosa que podamos ganar aquí en la tierra al servicio del mejor de los maestros. No hay límite a los beneficios que nos da Krishna. Si ofrecemos todo al Señor, todo vuelve a nosotros cien veces, por no decir un millón. Pero no debemos actuar con este propósito, aunque el Señor siempre está deseoso de recompensar el servicio de Sus devotos sin límite.

Quien percibe que servir a Dios con amor y devoción es su verdadero deber, tiene un conocimiento perfecto. Uno debe saber entonces que ha alcanzado la perfección de la unión con Dios, y que está en perfecta comunión con el Ser Divino, Krishna.

En verdad, la unión íntima con Krishna, Dios, la Persona Suprema, es también aceptar Su sublime palabra pura y su enseñanza salvadora. La unión es estar de acuerdo con Dios en todos los aspectos.

La tierra prometida.

El reino de Dios es la verdadera y única tierra prometida.

En verdad, la tierra prometida a la que Dios se ha referido es su reino absoluto, y ningún otro lugar. No somos del universo material, sino del mundo espiritual, pues de ahí venimos todos. Venimos de la energía marginal de Dios, los fragmentos diminutos de su Persona, y nuestro verdadero hogar original está en el reino eterno de Krishna, Dios, la Persona Suprema, que consiste en innumerables planetas espirituales de incomparable belleza.

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