Los ocho rasgos característicos de una persona liberada.
En verdad, la liberación es redescubrir nuestra posición original, la de servir al Señor con amor y devoción. Es desprenderse de toda atracción material para quedar absorbido en el servicio de amor y devoción ofrecido a Krishna, Dios, la Persona Suprema, esto es lo que se llama inmutabilidad. Liberación es también romper las cadenas que nos mantienen prisioneros de la materia y de este mundo material, para poder regresar al reino eterno de Dios. El servicio al Señor es este nivel de perfección que se llama «la liberación más elevada».
He aquí los ocho rasgos característicos de una persona ya liberada, de un alma que aún se encuentra en su envoltura carnal.
- No comete ninguna actividad pecaminosa.
De hecho, mientras uno esté bajo la influencia de maya, la energía de la ilusión que es similar a satanás, dentro de la energía material, uno se ve obligado a cometer actividades pecaminosas. Los hombres llevan así una vida de pecado.
En cambio, el alma liberada en su vida presente no es culpable de falta alguna. Es por eso : - No tenga relaciones sexuales ilícitas fuera del matrimonio.
- No come carne, pescado ni huevos.
- No utiliza productos estimulantes, ni sustancias tóxicas; drogas, alcohol, café, té, cigarrillos.
- No practica juegos de azar, apuestas.
- No le afectan los sufrimientos de la vejez.
- Ella se dispone a no tomar más cuerpos materiales, todos destinados a perecer.
- Ya no vuelve a caer en el ciclo de muertes y renacimientos repetidos.
Además, las alegrías y las tristezas materiales la dejan indiferente. El ser liberado ya no experimenta deseos de disfrute material, el placer de los sentidos, porque no tiene otra aspiración que la de servir a Krishna, el muy querido objeto de sus deseos, con amor y devoción. En verdad, todos sus deseos están dirigidos hacia Krishna, la Verdad Suprema, y no quiere nada más. Finalmente, todos sus deseos son concedidos por la gracia de Krishna, Dios, la Persona Suprema. En cualquier caso, no pide nada para sí mismo, y si desea algo, es sólo servir al Señor Supremo con alegría manifiesta. Ahora, este deseo se cumple por la gracia del Señor.
En esta etapa de liberación, el ser santo desarrolla en él las cualidades de Dios, la Persona Suprema, y regresa al mundo espiritual, a su hogar original, con el Señor. Así, siguiendo el ejemplo de Krishna que nunca nace, ni muere, aquellos de sus devotos y devotos que regresan a Él, nunca más tienen que renacer, ni morir, en este universo material, porque ellos y ellas nunca volverán. una vez más, es una promesa de Dios.