El camino hacia la liberación, hacia la verdadera libertad
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La entrega de uno mismo a Dios, la Persona Suprema, es la única causa de la liberación de este mundo.
Aquí están los seis criterios para el abandono a Dios.
- Aceptar con determinación todo lo que sea favorable al servicio de devoción o a los deberes hacia Krishna.
- Rechaza con igual determinación todo aquello que obstaculice el servicio devocional.
- Estar firmemente convencidos de que sólo Krishna puede protegernos y que Él nos otorgará su protección. Nótese que el impersonalista (aquel que afirma que Dios es un Ser puramente espiritual sin forma) cree que su verdadera identidad radica en ser Uno con Krishna, el Señor Supremo, pero el devoto no aniquila su identidad de esta manera. Sigue plenamente confiado en que Krishna lo protegerá en todas las circunstancias.
- El devoto siempre debe ver en Krishna su apoyo. Aquellos que aspiran a los frutos de la acción generalmente esperan ser protegidos por los seres celestiales, pero el devoto no depende de la protección de ninguno de ellos, pues está firmemente convencido de que Krishna lo protegerá de todas las condiciones adversas.
- El devoto siempre es consciente de que la satisfacción de sus deseos no depende sólo de él, y que a menos que sean satisfechos por Krishna, quedarán incumplidos.
- El ser distinto (individual y distinto de Dios) debe considerarse siempre el alma más caída de todas las almas, para que Krishna cuide de él.
El alma así sometida debe siempre buscar refugio en un lugar santo como Vrindavana, Mathura, Dvaraka o Mayapour (las tres regiones del planeta supremo, aquel donde Krishna reside permanentemente), y entregarse al Señor diciendo: «Mi Señor, desde hoy Te pertenezco. Protégeme o mátame, como mejor te parezca».
Cuando el devoto se refugia en Krishna de esta manera, el Señor está tan agradecido que lo acepta y lo protege de diversas maneras.
Si una persona en agonía se refugia por completo en el Señor Supremo, Krishna, y se pone bajo Su completa protección, entonces alcanzará la inmortalidad y se volverá digna de vivir en la compañía del Señor y de saborear la bienaventuranza espiritual.