El camino hacia la liberación, hacia la verdadera libertad
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Sarupya, permite tener los mismos rasgos corporales que el Señor con exclusión de los signos propios de la Persona Soberana.

Ekatva, permite fundirse en el resplandor que emana del Señor.

Aquel que alcanza el nivel más alto de servicio devocional, como ya he explicado, puede vencer la influencia de los tres atributos de la naturaleza material y establecerse, como el Señor, en el nivel de la trascendencia.

El sabio debe cumplir con sus propios deberes, todos gloriosos, sin aspirar a ninguna ganancia material. Uno debe realizar regularmente, y sin violencia innecesaria, actividades devocionales.

El sabio debe contemplar regularmente Mis formas en los templos, tocar Mis pies de loto y ofrecerme oraciones y artículos de adoración. Su visión debe ser de renuncia, en virtud, y debe ver a todos los seres como entidades espirituales.

El ser puro y santo debe practicar el servicio devocional mostrando el mayor respeto al maestro espiritual ya los grandes maestros perfectos. También debe mostrar compasión hacia los desafortunados y hacerse amigo de sus iguales; pero en todos estos actos debe someterse a ciertas reglas y dominar sus sentidos.

El sabio siempre debe esforzarse por escuchar palabras de naturaleza espiritual y usar su tiempo para cantar el Santo Nombre del Señor. Debe comportarse siempre de manera franca y directa, ser sencillo y, aunque no envidie a nadie y por el contrario muestre amistad hacia todos, debe evitar la compañía de seres que no estén espiritualmente evolucionados.

Aquel que desarrolla perfectamente todas estas cualidades espirituales y cuya conciencia está así completamente purificada, se siente atraído tan pronto como escucha Mi nombre o la descripción de Mis rasgos divinos.

Así como el carro del aire lleva una fragancia desde su fuente e inmediatamente captura el sentido del olfato, aquel que está constantemente absorto en el servicio devocional, en la Conciencia de Krishna, puede capturar el Alma Suprema, presente en todos los lugares por igual.

Yo habito, como Alma Suprema, en el corazón de cada ser. Si alguien descuida o le falta el respeto a esta Alma Suprema omnipresente mientras adora a la murti en el templo, su devoción no es más que una farsa. El que adora el murti, la forma de Dios instalada en el templo, sin saber que el Señor Supremo también está presente en el corazón de cada ser como Alma Suprema, ese debe estar en la ignorancia; es como una persona que ofrece oblaciones en cenizas.

El que Me respeta pero envidia el cuerpo de los demás, es un separatista, y por su hostilidad hacia los demás seres, nunca conoce la paz del corazón.

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