Las leyes de Dios no admiten imperfección, y si en ellas se instruyen, qué necesidad tienen los hombres de legislación relativa, creada por políticos convenientes, desviados en todo sentido. Las leyes humanas siempre deben ser modificadas, revisadas, pero no las de Dios, ya que provienen del Ser Divino, que posee la perfección suprema.
Las leyes escriturales mencionadas anteriormente son establecidas por las almas liberadas, los representantes puros de Dios, con respecto a las diversas condiciones específicas de cada ser. La adhesión a estas leyes del Señor conduce gradualmente al alma condicionada a liberarse de las garras de la existencia material. No obstante, por su propia naturaleza, cada persona es un siervo eterno del Señor Supremo.
Así, en el estado liberado, puede servir al Señor con un sentimiento de amor puramente espiritual, y disfrutar así de una existencia de perfecta libertad, a veces incluso en una posición igual o superior a la de Dios.
En cambio, en el estado condicionado, en el universo material bajo la influencia de maya, la energía de la ilusión, todo el mundo desea dominar a todos los demás seres, un espíritu de dominación que prolonga y lastra su condicionamiento, hasta el día en que se rinda al Señor y regrese a su condición original de eterno servidor de Krishna.
El Señor enseña: «El autor de actos egoístas debe renacer y morir en este mundo sin cesar, y hasta que no haya desarrollado su afecto por Mí, le será imposible sacudirse el yugo de las leyes de la naturaleza material.
El hombre de primer orden es aquel que encuentra refugio en Mí, en el más total abandono, y que, renunciando a toda forma de ocupaciones materiales, vive según Mi enseñanza».
Así, el hombre que cumple concienzudamente los deberes que le incumben según la clase social y el nivel espiritual al que pertenece, pero que no logra desarrollar su amor por Krishna, Dios, la Persona Suprema, sólo desperdicia su vida humana.
Por eso el Señor nos recomienda vivir según su enseñanza, para que nunca nos perdamos ni nos confundamos.
En verdad, si el Señor Krishna, Dios, la Persona Suprema permite que el alma encarnada que quiere extraviarse se deslice al punto más bajo de la existencia, es con el único propósito de darle la oportunidad de juzgar por sí misma si puede o no. ser feliz haciendo mal uso de su independencia.
La mayoría de las almas encarnadas y condicionadas por la naturaleza material y la energía de la ilusión, que languidecen en el universo material, abusan de su independencia, de modo que se hunden en la ilusión y sufren vida tras vida.
Por eso el Señor nos aconseja: «Entrégate a Mí, y Yo te tomaré bajo Mi protección».