Las leyes escriturales mencionadas anteriormente son establecidas por las almas liberadas, los representantes puros de Dios, en vista de las diversas condiciones de cada ser. La adhesión a estas leyes, emitidas por el Señor, lleva gradualmente al alma condicionada a liberarse de las garras de la existencia material. Sin embargo, cada uno es, por su propia naturaleza, un eterno servidor del Señor Supremo. Así, en el estado liberado, puede servir al Señor con un sentimiento de amor puramente espiritual, y disfrutar así de una existencia de perfecta libertad, a veces incluso en una posición igual o superior a la del Señor. En el estado condicionado, por el contrario, en el universo material bajo la ilusión de maya, cada uno desea dominar a todos los demás seres, espíritu de dominación que prolonga y lastra su condicionamiento, hasta el día en que se abandone al Señor y recupere su condición original de eterno servidor con Él.

Si uno adopta la conciencia de Krishna, la conciencia de Dios, muy seriamente, puede resistir las provocaciones causadas por el pecado. Uno debe abstenerse de cometer las siguientes cuatro formas de pecados:

Por lo tanto, está prohibido tener relaciones sexuales ilícitas, fuera del matrimonio, comer carne, pescado y huevos, consumir drogas y todos los intoxicantes, como los sucedáneos de la droga y otros opiáceos, el alcohol, el café, el té, los cigarrillos, y jugar a los juegos de azar.

Si por la gracia del Señor podemos permanecer fieles a los principios reguladores de las prohibiciones anteriores, y cantar el himno de los Santos Nombres de Dios, «Haré Krishna», el Señor no dejará de protegernos. De hecho, Krishna dice que su devoto nunca es derrotado. Todos los que siguen esta disciplina de la conciencia de Krishna deben someterse a la estricta observancia de los principios reguladores y permanecer firmes en la práctica del canto de los santos nombres del Señor.

Si lo hacemos, no tenemos nada que temer, especialmente en esta época.

A un pecador le basta con pronunciar el Santo Nombre de Krishna para neutralizar las consecuencias de más faltas de las que pueda cometer. Si uno pronuncia el Santo Nombre del Señor, incluso en una condición desesperada o sin intención, todas las consecuencias de sus faltas son eliminadas. Pronunciando una vez el Santo Nombre del Señor, que consiste en las dos sílabas Krish-na, se asegura la obtención de la liberación.