Los llamados actos de virtud realizados en el universo material pueden permitir al realizador renacer en una familia noble o en los planetas superiores, entre los habitantes de los planetas edénicos y paradisíacos, pero tales actos también son erróneos, pues no conducen a la liberación, a la salvación.
Nacer en un lugar agradable o en una buena familia no significa que uno vaya a escapar de las tribulaciones materiales, el nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte. El alma condicionada, en las garras de la naturaleza material, no puede comprender que cualquier acción realizada para el placer de los sentidos es impura y que sólo el servicio de amor y devoción ofrecido a Krishna, Dios, la Persona Suprema, puede liberarlo de todas las impurezas, eliminar todos sus sufrimientos y permitirle conocer al Señor Krishna como Él es. Así, al no poner fin a sus actos ilícitos, tiene que pasar de un cuerpo a otro, dentro de las especies a veces altas, a veces las más bajas. El universo material es un lugar del que no se puede escapar. El que desea la liberación debe dirigir sus actividades hacia el servicio de la Devoción. No hay otra alternativa.
Quien desee cortar rápidamente el nudo del falso ego [de la dominación de la naturaleza material y la identificación con el propio cuerpo], que ata al alma espiritual, debe adorar al Señor Supremo, Krishna. El adorador debe absorber completamente la meditación sobre sí mismo como el eterno siervo del Señor, y así debe adorar perfectamente a Dios, recordando que el Señor también está situado en su corazón. Así, el adorador del Señor Supremo debe reconocer que la Persona Suprema, Krishna, es omnipresente y debe adorarle por Su presencia en el corazón del huésped que uno recibe en su casa, y también en su propio corazón. De este modo, el devoto alcanzará muy pronto la liberación. La liberación consiste en volver a la posición original de servir al Señor. Cuando el ser vivo se desprende de todas las atracciones materiales y se absorbe en el servicio de amor y devoción ofrecido a Krishna, Dios, la Persona Suprema, esto se llama inmortalidad. La liberación también significa romper las cadenas que nos mantienen cautivos en este mundo material, para volver al reino eterno de Dios.
El sufrimiento y la alegría relativos caracterizan conjuntamente la existencia material, y se encuentran tanto en Brahmaloka, el planeta más importante y elevado de nuestra Vía Láctea, como en los demás planetas. Marcan la vida de los seres celestiales, los habitantes de los planetas superiores y celestes, así como la de los seres humanos y los animales. Están presentes en todos los seres, pero varían en intensidad y calidad de unos a otros. Todo el mundo debe experimentar los sufrimientos del nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte, del mismo modo que a todo el mundo se le asigna una cierta cantidad de felicidad. Por otra parte, nadie puede aumentar o disminuir sus alegrías o penas por su propio esfuerzo, y aunque lo hiciera, los frutos de su trabajo seguirían siendo precarios. Por lo tanto, no hay que detenerse en vano en esas frágiles promesas, sino concentrar los esfuerzos en volver a Dios. Esta es la misión del ser humano.