representación impersonal de Dios, la Persona Suprema, que da a los seres vivos condicionados por la naturaleza material la oportunidad de escapar de su dominio entregándose a Él.
El Señor dice: «El Señor Supremo está en el corazón de todos los seres y dirige sus andanzas, estando cada uno en una máquina (un cuerpo), constituida por energía material».
Según sus deseos materiales, el ser vivo encarnado recibe diversas clases de cuerpos, que no son más que vehículos ofrecidos por la naturaleza material, a través de la intermediación de padres específicos, por orden del Señor Soberano. Por lo tanto, es por la voluntad del Señor Supremo que tenemos que ponernos varios cuerpos y dormir en diferentes condiciones.
En verdad, no somos ni blancos, ni negros, ni amarillos, ni rojos, ni mestizos, ni americanos, ni caribeños, ni europeos, ni asiáticos, ni africanos.
Una civilización se degrada gradualmente y se condena a sí misma a la condenación cuando descuida la educación espiritual, fomenta la matanza de animales para comer su carne y no protege a las mujeres y a los vulnerables o angustiados. Una civilización que permite que el odio y el racismo florezcan bajo el disfraz de la libertad de expresión, socava el intelecto, el sentido moral y la psique de sus ciudadanos, y les obliga a renacer en su próxima vida entre las especies animales, no merece el nombre de civilización humana. Dirígete al Señor, pide al siervo del Señor que te ofrezca la conciencia de Dios, y evitarás los peores peligros y te salvarás. De la virtud proviene el verdadero conocimiento, y de la pasión de los sentidos, la codicia. La ignorancia es la causa de la insensatez, la tontería y el engaño. La visión espiritual pura es la que permite comprender que más allá del universo material se encuentra el mundo espiritual, una verdadera maravilla. El universo material es un reflejo distorsionado del mismo. El Señor Supremo es tan bueno con todos los seres que Él, como Alma Suprema o Espíritu Santo, siempre acompaña al alma encarnada, sean cuales sean las circunstancias. El Señor permanece con ellos en sus corazones como testigo, guía, amigo y con el único propósito de ayudarles a regresar a su reino eterno. Quiere que dejen este mundo de sufrimiento para siempre.
El ser humano es, en verdad, una entidad espiritual o alma espiritual, y no el cuerpo de materia que lo recubre. El día en que todos los seres humanos tomen conciencia de esta verdad, comprenderán que no son ni blancos, ni negros, ni amarillos, ni rojos, ni mestizos, ni americanos, ni europeos, ni asiáticos, ni africanos, sino miembros unidos de la misma familia divina, la de Dios, y que no son de este mundo. Entonces desaparecerán el odio, el racismo, la discriminación, la inhumanidad, la indiferencia, la codicia, la envidia y el orgullo, y aparecerán el amor, la armonía y la paz. Es