La Ciencia Espiritual Pura
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dedo. De este modo, se minimizan las consecuencias de las acciones pasadas de quien practica el servicio devocional.

Krishna, Dios, la Persona Suprema dice: «Te protegeré de las consecuencias de tus faltas».

No hagamos daño a nadie y amémonos los unos a los otros, pero ante todo entreguémonos a Dios, obedezcámosle y sirvámosle con amor y devoción.

Dios manda a no hacer daño a nadie.

El ser humano no debe ignorar a ningún ser vivo, celeste, habitantes de los planetas celestes, humanos, animales y plantas.

Dios dijo: «No matarás, ni harás violencia a ningún ser».

El ser humano debe saber que en cada ser vivo, humano, animal y vegetal, por insignificante que sea, aunque sea una hormiga, Dios está presente a su lado, por lo que hay que ser amable con todos ellos y no hacer violencia a ninguno. En la sociedad moderna, supuestamente civilizada, ciertos principios religiosos permiten y fomentan la existencia de un gran número de mataderos donde se mata a un gran número de seres vivos (varios animales, tanto terrestres como acuáticos). Pero si el hombre no tiene conocimiento de la presencia de Dios en cada ser vivo, cualquier supuesto progreso en la civilización humana, ya sea espiritual o material, sólo puede ser ignorancia y ceguera.

¿Por qué sorprenderse del caos en el mundo y del auge del ateísmo?

Al ordenar: «No matarás», Dios manda no quitar la vida a ningún ser vivo, humano, animal o vegetal. Esto es sencillo de entender, así que amémonos unos a otros con amor incondicional y amemos también a todos los animales y plantas. El alma espiritual encarnada en un cuerpo humano tiene el deber de recordar que no debe matar a nadie, ni siquiera a las hormigas. Dios ha ordenado a los hombres que cuiden y protejan a los animales. De hecho, un ser humano, y más aún un santo siervo de Dios, nunca debe ser malicioso o innecesariamente violento. Muchas hormigas se cruzan en el camino, pero el hombre debe vigilar sus pasos, mirando siempre un metro por delante, y cuando ya no haya más hormigas en su camino, puede entonces poner el pie en el suelo. El corazón de un ser santo siempre rebosa de bondad hacia todos los seres vivos, humanos, animales y vegetales.

En Su enseñanza, el Señor dice que los seres vivos adoptan cuerpos de diversas formas. Sin embargo, los incrédulos sólo consideran a los seres humanos dignos de su compasión, mientras que Dios mismo se declara padre supremo de todos los seres, sean cuales sean. En consecuencia, el ser sagrado tiene cuidado de no destruir ninguna forma de vida antes de tiempo o innecesariamente. Todo ser espiritual tiene

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