Según los diversos grados en que los seres son influenciados por los diferentes atributos o modos de influencia de la naturaleza material; virtud, pasión o ignorancia, los resultados que obtienen son también de diversa naturaleza. Al igual que al realizar diversos actos de virtud se accede a diferentes niveles de vida edénica o paradisíaca, al actuar de forma impía uno se sumerge en diferentes condiciones de vida infernal.
Aquellos que están influenciados por la ignorancia se entregan a varios actos pecaminosos, y según el grado de su ignorancia, tienen que pasar por diferentes niveles de condiciones de vida infernal.
El que actúa en la ignorancia bajo la influencia de la locura experimentará un sufrimiento menor.
Aquel que se involucra en actos pecaminosos conociendo la diferencia entre la virtud y la injusticia cae en un infierno con sufrimientos intermedios.
Aquel que actúe de forma ignorante e impía por su naturaleza atea recibirá los peores castigos infernales. Debido a la ignorancia, cada ser vivo es transportado por varios deseos a miles de diferentes planetas infernales desde tiempos inmemoriales.
Todos los planetas infernales se encuentran en la parte sur del universo material (la galaxia). Este es el caso de cada universo material, o galaxia en el cosmos material.
El rey de los Pitas (los ancestros difuntos o las almas de los difuntos que habitan el planeta Pitirloka) se llama Yamaraja, el hijo más poderoso del ser celestial Sol. Vive en Pitrloka con sus sirvientes personales, los Yamadutas; conforme a las reglas establecidas por el Señor Supremo, les ordena que le traigan a todos los pecadores inmediatamente después de su muerte. Cuando están en su presencia, los juzga con justicia según las faltas concretas que hayan cometido; entonces los envía a uno de los muchos planetas infernales para que reciban el castigo correspondiente.
Hay cientos y miles de planetas infernales en el reino de Yamaraja, y todos los seres impíos se unen a uno u otro de estos planetas según su grado de impiedad.
Yamaraja es designado por el Señor Supremo para asegurar que los seres humanos no violen las reglas que Él ha establecido. Así, tiene el título de «maestro del destino de los seres y maestro de la muerte», «Juez de los pecadores».
El Señor enseña: «La naturaleza de la acción es muy compleja, difícil de entender; por lo tanto, hay que distinguir entre la acción legítima, la acción condenable y la inacción.»
Uno debe conocer la naturaleza del karma, vikarma y akarma, y actuar en consecuencia; esta es la ley establecida por el Señor Supremo.
Karma: La ley de la naturaleza según la cual toda acción material, buena o mala, trae necesariamente consecuencias, que tienen el efecto de atar al hacedor cada vez más a la existencia material y al ciclo de muertes y renacimientos.