Pero el hacedor que está apegado a los frutos de su trabajo, que desea apasionadamente disfrutarlos, que es codicioso, envidioso, impuro, zarandeado por alegrías y penas, se dice que está dominado por la Pasión.
El hacedor que siempre va en contra de los preceptos de las escrituras, materialista, obstinado, engañoso y hábil en el insulto, perezoso, siempre malhumorado, que constantemente deja para mañana, se dice que está bañado en Ignorancia.
Ahora escucha en detalle. Te describiré las tres clases de inteligencia y determinación, según las tres gunas (virtud, pasión, ignorancia).
La inteligencia por la que uno distingue entre lo que está bien y lo que está mal, lo que es de temer y lo que no lo es, lo que ata y lo que libera, esta inteligencia procede de la Virtud.
Pero la inteligencia que no distingue entre los caminos de la religión y de la irreligión, ni distingue entre lo que está bien y lo que está mal hacer, esta inteligencia imperfecta pertenece a la Pasión.
En cuanto a la inteligencia bañada en la ilusión y la oscuridad, que confunde la irreligión con la religión y la religión con la irreligión, que siempre se vuelve hacia el mal camino, esta inteligencia pertenece a la Ignorancia.
La determinación que no puede romperse, que la práctica del Yoga (la práctica de la unión y comunión con Dios) sostiene firmemente, y que por lo tanto gobierna la mente, la vida misma y los movimientos de los sentidos, esta determinación procede de la Virtud.
Pero la determinación por la cual, en la piedad, la adquisición de bienes y la gratificación de los sentidos, uno se aferra a algún fruto personal, esta determinación pertenece a la Pasión.
En cuanto a la determinación que se muestra impotente para llevar más allá del sueño, el miedo, la lamentación, la melancolía y el engaño, esta determinación inapropiada pertenece a la Ignorancia.
Ahora escúchame describirte las tres clases de felicidad que disfruta el ser condicionado, y por cuya repetición a veces llega al fin de todo sufrimiento. La felicidad que al principio puede parecer veneno, pero que al final resulta ser comparable al néctar, y que despierta a la realización espiritual, esta felicidad se dice que procede de la Virtud.
Pero la felicidad que nace del contacto de los sentidos con sus objetos, que al principio es como el néctar, pero al final toma el sabor del veneno, se dice que esta felicidad pertenece a la Pasión.